Jueves, 25, Abr, 1:00 PM

Fuente: www.pichilemunews.cl – 08.06.2023
- Respuesta a la demanda interpuesta en contra del municipio pichilemino fue ingresada por abogada Constanza Ángel Sánchez, profesional que es parte del equipo de la Oficina Jurídica Municipal, para defender el interés municipal y de toda la comunidad.

Aunque conocemos de memoria parte de los argumentos legales empleados en la contestación a la demanda en que Daniel Parada Aliaga -en el fondo quiere la devolución de los terrenos o “el fruto” que en el tiempo han generado esos terrenos en poder municipal, producto de la donación que hiciera José Bianchi Molinari, en los años ’40- no ahondaremos en ellos.
En esta etapa son los profesionales quienes tienen que usar los artículos y tecnicismos que se requieren esgrimir ante la justicia, para que ésta los analice, los sopese en la balanza y los que tengan más peso jurídico, llevarán al Juez a concluir y determinar a cuál de las partes favorecerá.
Solo agregar que, el Club Aéreo de Pichilemu pese a que no obstante a no ser el propietario de los terrenos, es quien -de alguna manera- debe “hacerse parte” puesto que -desde su creación- tiene una responsabilidad voluntariamente asumida, cual es a través de un Comodato entre la institución y la Municipalidad, la administración de ese recinto aéreo, precisamente, para que la voluntad del donante se cumpla a cabalidad: que esa cancha de aviación y/o aterrizaje sea usada a perpetuidad para esos fines. Y, desde el año 1964 así lo hace, haciendo aviación a través de las actividades de vuelos populares, creando conciencia aérea, formando pilotos, u otras ad hoc.
Por cierto, como toda institución, con altos y bajos; pero no olvidando los objetivos contemplados en sus estatutos. Y, recordar además, que cada vez que la existencia de la pista ha sido amenazada, los dirigentes que han antecedido a los actuales, han sabido cumplir con su deber: denunciar aquellos intentos antes las autoridades de turno, como también, informando ante la comunidad, ante la opinión pública de quiénes están detrás de las acciones, como el año 1996, donde “sin decir agua va” lisa y llanamente el domingo 30 de octubre de 1996 cerraron con postes y alambres en el umbral norte, según los hechores “para abrir la calle El Parque y recuperar seis (6) sitios en ese sector, que según las Escrituras de Donación, no formaban parte de ella”.

En la ocasión, el CAP reaccionó ipso facto enviando una Carta al Alcalde y Concejo Municipal denunciando el hecho -como también informando a la comunidad- para que en su calidad de propietarios del recinto el municipio interpusiera los recursos legales para volver a la situación anterior.
Ante esta rápida acción del CAP, el Concejo Municipal se demoró en tomar un acuerdo (ya se enterará que posibles razones provocaron esa demora); pero finalmente se interpuso la demanda.

Actual reacción
Hoy, la reacción ha sido diferente y el CAP -pese a palabras que expresó el Presidente Nelson Leiva en declaraciones en Radio “Entre Olas” FM de días pasados- nos consta que algunos dirigentes del CAP están reuniendo y aportando documentación, antecedentes al municipio; al tiempo que han tenido reuniones con el alcalde Pozo y profesionales del municipio, entre otras gestiones.
Para conocer una versión oficial del CAP, contactamos vía whatsaap al Presidente del Club Aéreo, Nelson Leiva y esta fue su respuesta: “Yo estoy fuera de la comuna, pero directores del CAP están en contacto con la Federación Aérea de Chile, FEDACH, como con el alcalde y abogados. Es decir, se está trabajando en torno al tema desde que se supo de la demanda. Sin embargo, nada puedo decir sobre otras acciones, pues regreso recién el domingo a Pichilemu; lo que no quiere decir que mañana (hoy) se decida una acción adicional, porque estamos en contacto con el resto del Directorio”, indicó.

Historia e historias
Antes de responder a esa pregunta, es necesario recordar que, ante la inexistencia de un Club Aéreo que estuviera cumpliendo con los fines y objetivos de la donación -que no eran otros de ser usados como campo de aviación y/o aterrizaje- el municipio pichilemino estableció nexos con el Club Aéreo de Rancagua, por ser los pilotos de esta institución los que más frecuentemente venían a visitar Pichilemu. Incluso, aún antes de que existiera esos terrenos, ya que -para aterrizar buscaban un terreno eriazo con las medidas medianamente adecuadas para aterrizar y (también para “aterrorizar”).
Pero esos aterrizajes implicaban evidentemente un riesgo, para el piloto, el avión y, sobre todo de las personas que, por curiosidad e ignorancia no cuantificaban el peligro de acercarse y/o cruzarse ante el aterrizaje de un avión.
Y, una vez que se conoce de la existencia de la cancha de aterrizaje en Pichilemu, esos riesgos no disminuyeron, aunque el terreno era de mayor longitud, pero en ese tiempo no estaba nivelado, tampoco cerrado.
Es por ello, por el peligro creciente es que el Club Aéreo de Rancagua concertó una reunión con el alcalde de entonces, a la sazón Carlos Echazarreta Larraín. Este los recibió en el municipio y escuchó atentamente las inquietudes de los dirigentes rancagüinos.
Estos, expresaron que -aparte del peligro de las personas que se cruzaban en la pista- la potencia de los aviones y el viento, a veces les dificultaba el aterrizaje, haciéndose chica la longitud de la cancha para detener el avión.
Y ante ello, lo ideal era conseguir alargar la pista en algunos metros, solicitando al donante que su tan reconocida “generosidad” pudiera donar más terreno para alargar la pista.

Acuerdo
Ante ello, el alcalde Echazarreta Larraín se comprometió a hablar con José Bianchi; al tiempo que solicitó a ellos mismos -considerando que tenían más contacto con las autoridades del nivel provincial, en esos años- recabar recursos para mejorar el terreno, nivelar, conseguir tuberías para canalizar aguas lluvias que atravesaban la pista. Y, administrar todo el tema hasta lograr que fuera reconocida por las autoridades aeronáuticas. Todo lo cual se aceptó y ratificó a través de un documento.
Asimismo, el alcalde les pidió unas semanas para establecer el contacto con José Bianchi, lo que se concretó, encontrándose una solución. Si bien no la ideal, se llegó a un acuerdo. José Bianchi le dijo al alcalde Echazarreta: “No estoy dispuesto a donar más terreno, pero si podemos hacer una permuta, que permita que yo le entrego seis (6) sitios que están -calle El Parque de por medio- frente al cabezal norte. Y ustedes, como Municipalidad, me entregan seis (6) sitios de igual superficie en el interior del Parque San Antonio. Y ahí ganan cuarenta metros que es el fondo de cada sitio, más el ancho de la calle El Parque; cerrando ese tramo de la calle dejando al aeródromo con cerca de 60 metros de longitud extra a los terrenos ya donados”.
Todo esto -como ya se adelantó- quedó en las Actas Municipales, pues a ese acuerdo se llegó en el marco de una reunión oficial del alcalde y cuerpo de regidores de entonces. No fue una negociación secreta entre alcalde y el donante.
Y se respetó el acuerdo. La Municipalidad tomó posesión de esos seis sitios y cerró la calle El Parque, frente al cabezal norte; quedando el aeródromo de mayor longitud.
Por otra parte, José Bianchi situó dentro del Parque San Antonio -que era un área verde en los Planos de Loteo de las Poblaciones “María Luisa” y “El Bosque”- los seis sitios con igual superficie e, incluso, mantuvieron los mismos roles.
Municipalidad y José Bianchi hicieron un acuerdo de caballeros y, ambos, lo respetaron ….; hasta que -47 años después- llegaron supuestos herederos -como ahora- y no contentos con los seis sitios entregados por la Municipalidad en el Parque “San Antonio”, el vecino Luis Aliaga Jorquera se quedó con 4 sitios del cabezal norte; y los otros 2 sitios, fueron el pago para el abogado Aquiles Toledo Cornejo, quien logró finiquitar el trámite.
Pese a que -en el Concejo Municipal se acordó interponer una demanda y que se presentó el 11 de febrero de 1998- ésta fue archivada posteriormente. Pues el alcalde de entonces no la defendió como correspondía y esos sitios los perdió la Municipalidad.
La historia está escrita, están las Actas Municipales, están los acuerdos, y documentos que avalan esta parte de la historia triste, fea y de cómo la desidia, inercia y oscuras actuaciones dan pie, a un corolario de otras situaciones que en el futuro se siguen produciéndose hasta hoy.
Y, como ya en más de una ocasión lo hemos dicho, éstas no son solo desde que llegó la democracia, tras la dictadura, sino durante ese período e, incluso, desde antes.
Así no más es la cosa …. Todo en este paraíso llamado “bosque pequeño” ….

Fotografías: Archivo “Pichilemunews”.