Fuente: www.pichilemunews.cl – 24.11.2022
- Ayer nos contactó otra colaboradora de este medio de comunicación, tras constatar los trabajos y modificaciones que “locatarios” le están realizando al cierre por Av. Agustín Ross.

La pregunta de nuestro titular trata de trasuntar otra preocupación -por suerte no solo personal, sino de otras, como de otros- por el destino que le espera a esta infraestructura que -a lo menos- desde 1885 ya funcionaba como una Posada. Y que, luego de ser comprada la propiedad por Agustín Ross Edwards -que incluía varias hectáreas eriazas- éste fue transformando en un balneario de lujo.
Claro, ello, después de comprobar -con estudios encargados a profesionales extranjeros- que la bahía de Pichilemu no era apta para concretar su primer gran sueño: el de construir un gran Puerto que fuera competencia al de Valparaíso, antes que surgiera el Puerto de San Antonio.
El balneario de Pichilemu, fue su “plan B”. Y, por ello, fue invirtiendo recursos en su gran obra balnearia, en que un Hotel -con todos los adelantos para exigentes huéspedes- tenía que considerar. Y, aparte, de las instalaciones propias de establecimientos de categoría fue incorporando servicios y creando infraestructura ad hoc, que permitiera su funcionamiento de primer nivel.
Lavandería a dos cuadras de allí, el gran parque de palmeras con especies exóticas y autóctonas, gallineras casi en el límite de su propiedad (hoy calle Pichilemu), el Kiosco (Lawn Tennis), Escalinatas de bajada a la playa, Chalets para clientes que requerían más privacidad, Terrazas (tajamares y balaustradas), Baños Tibios, Salón de Té (conocido como Barco Mirador y/o Barco Fantasma), pesebreras en calle Cáhuil (desde 1991 calle Dr. Eugenio Suárez Herreros), son solo algunos de las instalaciones anexas. Y, cómo no nombrar las instalaciones del exclusivo y surtido Almacén (con productos importados) y las Oficinas de Servicios de Correos y Telégrafos (luego transformado en Hotel Casino y desde que lo adquirio el municipio en 1993, en un centro cultural, que tras su restauración se transformó en el actual Centro Cultural “Agustín Ross Edwards”).
Todo esa historia que guarda el lugar -cada día, por desgracia- se está perdiendo. Y, hoy, pese a que está en Zona Típica (declarada el 22 de diciembre de 2004) las modificaciones que se están realizando parecen no responder a un proyecto de reposición de un cierre como el que existía, sino uno más funcional a las actividades de quienes están ahí con sus puestos de venta de artesanía y otros productos.

Esperamos que esta preocupación que expresamos la lea alguien del municipio. Lo hacemos públicamente, pues las comunicaciones dirigidas directamente a las autoridades no sabemos qué destino tienen, no hay respuesta formal a ellas cuando así se plantean. Y, si hay respuesta informal, que “se derivó a fulana o merengano”, tampoco hay respuesta de éstas, menos acuse de recibo.

Sin embargo, quedamos liberado por el solo hecho de ponerla en el foco de atención, en la esperanza que haya alguien que canalice la inquietud. Quizás quien debe tomar cartas en el asunto, dé la misión a alguno de los inspectores y/o funcionarios -que se supone- están para ese tipo de función se muevan de su escritorio, de su computador y -haya viático o no, vehículo o no disponible- caminen esas cuadras que están entre el edificio municipal y las obras en marcha.
Y verifiquen que dichas obras sí cuentan con el permiso correspondiente. Y que ellas se harán conforme al tipo de cierro que existía, visados por la Oficina correspondiente del Consejo de Monumentos Nacionales, CMN, quien debe finalmente dar el V°B°, para proceder …

Ahora, si el proyecto de reposición de cierro se asemeja al que originalmente tenía, aún antes de contar -paralelamente- con pino macro, que llegó a invisibilizar al de madera, lo apoyamos totalmente, pues se recupera el diseño original. Y, si es así, ¡¡los aplaudimos sin reserva!!

Fotografías: Colaboradora/Archivos “Pichilemunews”.