
Fuente: www.pichilemunews.cl – 19.10.2025
Bellezas de la Patagonia Magallánica son tan apreciadas por extranjeros, como quienes -pisamos, por primera vez- esos parajes llenos de magia y encanto.
En vano durante estos días -a casi una semana de volver- hemos buscado las palabras exactas -en estricto rigor- adjetivos que reflejen y/o hagan justicia para, en una sola palabra, decir la impresión que, particularmente, nos dejó una visita a Puerto Natales, Punta Arenas y una o dos comunas aledañas, en que están situadas las Torres del Paine (comuna del mismo a nombre y que cuenta con 1.081 habitantes, en la provincia de Última Esperanza), lagunas cercanas, fiordos, glaciares Balmaceda y Serrano, entre otras bellezas naturales, entre las cuales está, también, la Cueva del Milodón.
Hace aproximadamente 38 años tuve la ocasión de viajar a Punta Arenas solo por unas pocas horas, de sábado a domingo, para cubrir las alternativas de la Asamblea General Anual de la Federación Aérea de Chile, FEDACH, junto a una delegación de clubes aéreos del país, donde por el Club Aéreo de Pichilemu, como delegado asistió el socio-cooperador Celso Pavez Morales.
Aunque cumplimos con nuestro cometido, como redactor de la revista institucional “Chile Aéreo”, tuvimos un cupo -junto a dirigentes nacionales- para sobrevolar el Estrecho de Magallanes; mientras el grueso de las delegaciones visitaba otros puntos de atracción e interés. El vuelo estaba programado para llegar al lugar de las primeras plataformas petroleras de la ENAP y la Isla Porvenir, que nos permitió ver desde el aire humedales y bandadas de flamencos.
Antes de seguir con este relato y hacerlo congruente con la crónica, tras este alcance, seguimos rigurosamente con el itinerario y programa elaborado por nuestro anfitrión, el guardaparque pichilemino -coterráneo y amigo- Héctor Galaz Eloz.
El sábado 4, luego de un tranquilo viaje en Sky Airline y con un inesperado “bonus truck” -gracias al buen tiempo y disposición del capitán de la aeronave- pasamos en paralelo al complejo del Fitz Roy (que están en territorio argentino) y, mejor aún, unos minutos más tarde observar las imponentes Torres del Paine. Lo que pudimos fotografiar ….
Pocos minutos más tarde, el propio capitán anunció el descenso para arribar minutos antes al Aeropuerto de Puerto Natales. Y luego de saludarnos a Eduardo, Rodolfo y el autor de estas líneas, nos preguntó si traíamos hambre “porque les tengo un caldillo de congrio y ….”.
Después de ese delicioso y cabezón vino blanco, un par de horas después estábamos conociendo algunos lugares de Puerto Natales
Tras ello, una visita al Museo (ex Residencia de Sara Braun) y luego el desarrollo de la mencionada Asamblea en los salones del Hotel “Cabo de Hornos”. Al finalizar la asamblea un breve break para prepararse para la cena oficial; espacio de tiempo que usamos para visitar a una familia pichilemina -cuyo jefe de hogar estaba asignado por la Armada en Punta Arenas- la que nos ofreció llevarnos a conocer el Fuerte Bulnes al día siguiente (domingo). Sin embargo, pese al atractivo panorama dimos las excusas y gracias por la invitación, por cuanto el regreso estaba programado para las 11 AM, y donde un alto uniformado de la FACH -invitado a la Asamblea- debía estar de regreso temprano en la capital en el avión en que habían viajado las delegaciones de los clubes aéreos del país.
No obstante, en el transcurso de la cena, los dirigentes de FEDACH convencieron a la autoridad de extender al menos una hora del vuelo. Ante este nuevo horario de salida, nos daba mayor margen de espacio para ir y regresar desde el Fuerte Bulnes, a la hora del transporte que nos llevaría a tomar el vuelo desde el Aeropuerto. Por lo tanto, consultamos a la familia pichilemina si era factible la visita al Fuerte Bulnes; siendo positiva la respuesta.
Alrededor de las 6 AM estábamos dirigiéndonos en un vehículo 4×4 el que, pese a inexistente tránsito vehicular, se hizo dificultoso por la nieve del camino. Incluso, debimos dejar el vehículo a unos 200 metros de las instalaciones del Fuerte Bulnes y caminar, dificultosamente en la nieve, mientras pensábamos si el “gustito” lo pagaríamos caro o no -si perdíamos el vuelo- lo que felizmente no ocurrió, pero la visita se limitó a tomar unas pocas fotografías que permitieran dejar un registro de nuestra visita. Y un regreso, donde casi no conversamos, sino, calladamente implorábamos llegar a tiempo. Esa visita fue exactamente en el año 1987 y, tras esos 38 años que pasaron, el Fuerte Bulnes hoy es otra cosa.
Moderna infraestructura
En efecto, se restauró completamente al Fuerte y cada una de sus dependencias y se le dotó de información sobre el lugar. Y, lo principal, es el Museo que unos metros antes, muestra interesante material, tanto de historia, en diferentes soportes, maquetas de importantes exploradores y sus naves, una surtida tienda, cafetería y food truck con una impresionante vista a la Caleta denominada Puerto del Hambre, la que minutos antes habíamos visitado, a la espera que se abriera el acceso al Fuerte Bulnes, donde dos simpáticas funcionarias nos recibieron y dieron las instrucciones, juntos con eximir el pago de la Entrada por ser adultos mayores. Otro dato que nos hizo recordar que habían pasado 38 años de estar en ese lugar, el que -entonces- estaba prácticamente abandonado.
Fue, justamente, pocos años después que las autoridades iniciaron un programa de puesta en valor del lugar, con los asombrosos resultados que pudimos constatar y admirar.
Fiasco
De regreso a Punta Arenas, por camino pavimentado -otro avance- fue venir pendiente de ver nuevamente el esqueleto de un barco que naufragó y que está en la orilla, a pocos metros de la carretera. Llamativa estructura metálica que, hace 38 años fotografiamos en movimiento por el escaso tiempo y premura en conectar con el transporte al aeropuerto “Carlos Ibáñez del Campo”.
Dicho barco está prácticamente a la entrada de Punta Arenas, accediendo desde el Fuerte Bulnes, cosa que no recordaba. Ahora con un poco más de tiempo, tuvimos la ocasión para retratarlo desde varios ángulos.
Y, muy luego, llegamos al Kiosko “Roca”, establecimiento al paso a una cuadra de la Plaza “Muñoz Gamero”, donde está el monumento que tiene al indio patagón con su reluciente dedo del pie, y que según la leyenda dice: “Quien besa el dedo regresa a Punta Arenas”. Una más de estas creencias que “nacen” con inconfesables fines. En nuestro caso, el año 1987, fotografiamos el monumento; pero ya el dedo estaba bastante reluciente y “pasamos”; y no obstante a no besar la extremidad, volvimos. Nos demoramos, pero estuvimos ahí y volvimos a fotografiar ….
¿Cuál es la particularidad del Kiosco Roca?
Es pedir un vaso con leche con plátano y entre los comestibles, un sándwich de “choripán molido” como una pasta y queso derretido. A esas alturas, 13 horas más menos, tras 5 horas desde el desayuno, había apetito. Por lo tanto, consumimos el bebestible y comestible; pero, a decir verdad -modestamente- le pegamos varias patadas con la leche con plátano que aprendimos a preparar en el Café “Caribe” de nuestros padres.
(Continuará).
Fotografías: WSG/Archivo “Pichilemunews”.
































































































