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Historia

Pichilemu: Vamos adelante, que cincuenta años no son nada y avanzamos -de a poco- pero avanzamos (II Parte)

Fuente: www.pichilemunews.cl – 12.02.2025

Sin duda, la visita al diario La Tercera -al que estuve a punto de decidir no ir por la lejanía, entonces, y sin saber si sería mejor que la visita a los demás medios- fue realmente tremendamente positiva. Me recibieron muy bien, me aseguraron que en dos días más saldría un artículo sobre la Guía Turística de Pichilemu (recién salida a circulación y cuyo objetivo era difundirla) y, más aún, con el ofrecimiento del cargo de Corresponsal -un tremendo desafío- que era atrayente, pero a la vez -pese a mi intención inicial de estudiar periodismo en la Universidad- una labor en la que no sabía, sin ninguna preparación ad hoc, si estaría a la altura o no …

Todas estas impresiones no me dejaron en todo el viaje de vuelta y, en el tren, divagué en todo el trayecto. Intenté distraerme en el viaje leyendo un par de revistas que había comprado en los andenes de la Estación Central, pero no me concentraba.

Dos preguntas que buscaban respuesta me daban vueltas, respuestas que solo en dos días más se conocerían. Si realmente el artículo aparecería el sábado 1 de febrero siguiente y, lo segundo, si el periodista jefe de la Sección Provincias de La Tercera, llegaría a Pichilemu con la Credencial de Corresponsal que me permitiría presentarme como tal, para recabar información ante alguna autoridad, un jefe de servicios, un dirigente social, deportivo, etcétera; que me permitiera -con propiedad- pararme frente a ellos y solicitarles información para el diario capitalino.

Sábado 1° de febrero

Por cierto, ni a mi círculo familiar les conté sobre esas expectativas. No quería anunciar algo que era incierto, demasiado halagüeño para ser cierto. Así, que esperé a que llegara el sábado esperado y conociendo la hora en que llegaban los periódicos capitalinos me fui a comprar La Tercera y a buscar el Suplemento de regiones -que abarcaba desde Buin a Parral, según me lo habían explicado- en las páginas centrales. En tanto, otros suplementos cubrían el norte y, otros dos para el resto del sur …

Tomé el suplemento y vi en la primera página noticias de diversas comunas. Lo mismo en la página cuatro, más noticias de comunas de la séptima región. Un halo frío de frustración me invadió la espalda, pero el alma volvió al cuerpo cuando -con sorpresa- veo no un simple artículo, sino cinco fotos y textos en las páginas centrales. Y un título, no a lo ancho del espacio que ocupaban las fotografías y textos, pero -para mí- lo importante fue lo que decía: Pichilemu: Un balneario de película.

Leí una y otra vez el texto que me lo sabía de memoria, puesto que era casi íntegramente el texto que había redactado para la guía turística. Y, muy contento y orgulloso me fui a la casa a mostrar la publicación a mi familia ….

Mi padre -Washington Saldías Fuentealba- que no era muy expresivo para expresar sus sentimientos, no me dijo nada directamente, pero como sabía que estaba preparando la Guía Turística, comentó con “ojos vidriosos” que varios amigos habían llegado al “Bristol” comentando el tremendo artículo que había aparecido en La Tercera que hablaba sobre Pichilemu, algo muy poco frecuente en la prensa nacional.

En esos tiempos, los bolsillos podían estar escuálidos, pero el no estar informado era peor. Las radios más escuchadas eran la “Ignacio Serrano” de Melipilla, la “Agricultura” de Santiago, las que se sintonizaban mejor. La TV era un medio que no llegaba bien. De hecho, tardó años en verse bien, pues la señal se recibía de antenas repetidoras muy lejanas. Y quienes sentían el deber de estar más informados lo hacían a través de los medios capitalinos. Rara vez se veía un periódico provinciano, a menos que lo adquirieran tras un viaje a Santa Cruz, San Fernando o Rancagua.

Tras quedar contento e íntimamente agradecido de la publicación, faltaba algo. Esperar que en la tarde-noche, o el domingo en la mañana, apareciera el periodista Hugo Gac que, había asegurado viajaría el sábado a mi zona, para conversar con los corresponsales de otras ciudades de la región y donde remataría: Pichilemu, para pernoctar y tras entregarme la Credencial, devolverse y en el retorno pasar a ciudades que les faltaba cubrir …

Fue en vano la espera, pues no apareció. Ni el siguiente fin de semana y en todo febrero …

Ya en marzo, se acercaba el retorno a la Universidad para sacar los últimos ramos electivos y, decidí ir a Santiago a saber qué pasó y, si definitivamente, el cargo de Corresponsal seguía en pie o no. Pero, antes de viajar con ese propósito, un encuentro con una dirigente vecinal de Infiernillo -la señora Ella Mauske- que me conocía y tanto ella como su padre, el relojero alemán Willy Mauske, eran amigos de mi padre, decidí contarle que aunque no portaba la credencial que me acreditaba como corresponsal, estaba en vías de tenerla. Y, considerando que como Junta de Vecinos habían tenido actividades en el verano, me contara detalles al respecto …; a lo que accedió.

Cuando llegué nuevamente a la oficina de la Sección Provincias, apenas me vieron -al unísono, como si se hubieran puesto de acuerdo- me dijeron: “Apareció el Kohoutek …”, haciendo alusión con ello a un cometa recientemente descubierto.

Y antes que saludara, el jefe preguntó ¿Qué me había pasado?, ¿por qué no envié material como era el compromiso …?

“Bueno, yo también vine a saber qué pasó, usted nunca llegó con la credencial como dijo que la llevaría, tampoco la mandó por correo …”, le repliqué.

“Nada pasó”, respondió, al tiempo que abría un cajón de su escritorio. Sacó una credencial y me la extendió. “Aquí está, solo que finalmente no pude viajar. Es un viaje que está pendiente …, pero debieras haber enviado noticias igual. ¿O no te agradó el artículo que se hizo con el material que dejaste …?”, indicó y, acto seguido, preguntó: “Supongo que aprovechaste de traer algo después de más de un mes …”.

La verdad que solo un pequeño artículo, por las razones que no me atreví a hablar con otras personas, sin tener la credencial.  

Ese pequeño artículo sobre la Junta de Vecinos de “Infiernillo” fue el comienzo. El que apareció el 1° de febrero si bien, el texto era casi en un 100% mío, no tiene mi firma. Si partí firmando el que se publicó en marzo de ese año.

De esa fecha hasta el año 1992, en que presenté mi renuncia, fueron publicados más de dos mil artículos, donde la mayoría están archivados.

El año 1981 quise renunciar por razones laborales ante un trabajo que, en la práctica, me alejó más de 1.520 kilómetros, pero no me la aceptaron. Deja a una persona de tu confianza en tu ausencia y, cuando te regreses retomas la corresponsalía.

Aparte de recordar -en un artículo reciente- a quienes me colaboraron en el desempeño de la Corresponsalía, es un deber ineludible manifestar mi recuerdo y gratitud al servidor público, dirigente deportivo, social, de Bomberos, entre otras instituciones y, además destacado deportista. Me refiero al amigo, don Modesto Carreño Carreño, quien -también- durante años fue Corresponsal del periódico “El Cóndor” de Santa Cruz; quien firmaba con el seudónimo TICAR, pues su apelativo era Tito, y para el común de sus amigos y relaciones, era Tito Carreño.

En estos “titantos años” hay muchas anécdotas, gratas, ingratas, satisfacciones, alegrías, sinsabores, etcétera; pero -sin duda más satisfacciones donde -paralelamente- desempeñamos durante un tiempo la Corresponsalía para la Revista NUEVO VEA, escribimos algunos artículos para otros periódicos del país: “El Cóndor” de Santa Cruz, “La Región de San Fernando (hoy “Diario Sexta Región”), “El Rancagüino” de Rancagua, “El Mercurio” de Antofagasta. Y otros que nunca supimos si los artículos enviados fueron publicados o no.

Asimismo, desempeñamos desde el año 1984 al 1990 redactor de la Revista “Chile Aéreo”, editor y director del Periódico “Pichilemu” (tercera etapa, 1986/1990), editor de la Revista “Saber Comer&Beber” (1986/1987), miembro del Comité Editorial Revista “el alba” de Rancagua y articulista (1995/1996), fundador y representante legal del periódico “El Progreso” (1997).

Amén de haber publicado el año 1985 una Guía Turística Provincial, productor y editor del primer afiche promocional de Pichilemu que se mostró en las Estaciones del Metro (1987), Guía Telefónica e Informativa de Pichilemu (1995), Guías Turísticas e Informativas (Español/Inglés) años 2005/2006 y 2006/2007).

Edición de Postales, Calendarios, libros; todo lo cual me motivó el deseo de difundir nuestra comuna y, en gran parte, por haberme insertado en el mundo de las comunicaciones, el año 1975 al editar la Guía Turística de Pichilemu y, a consecuencia de ello, haber ejercido la corresponsalía del diario La Tercera.

¡¡Sumando y restando, muchas más satisfacciones …!!

Fotografías: Archivo “Pichilemunews”. 

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