
Fuente: www.pichilemunews.cl – 24.09.2025
Mario Noceti Zerega, a los 17 años fue testigo circunstancial de un hecho que -en el tranquilo verano de 1955- convulsionó a todos quienes pasaban sus vacaciones en el mes de enero en Pichilemu.
Años después, ese joven se convirtió en profesor y ejerció en varios establecimientos educacionales de la región. Así lo señala un recordatorio que ayer -también nos sorprendió- da cuenta de su muerte intempestiva. Así percibimos esta infausta noticia, pues hace pocos meses estuvimos conversando telefónicamente. Nos hizo algunas consultas sobre temas comunes y, tras responder, le solicité tuviera a bien a volver a escribir sobre aquel episodió de 1955 -desde otra perspectiva- lo que aceptó, aunque sin prisa ni presión.
En aquella ocasión, nos contó que se había cambiado de domicilio, pero en ningún momento nos dio alguna señal de enfermedad. Por ello, no nos dejó de impactar su deceso.
Cuando ocurrió el encallamiento del buque pesquero japonés “Tokay Maru N°13”, el capitán Endo ordenó a la tripulación saltar al agua, a pocos metros de las rocas de Punta de Lobos, en una noche de enero de 1955.
Toda la tripulación se salvó -incluido el capitán Tetzudo Endo- pero como no sabían dónde estaban esperaron mojados entre las rocas que amaneciera, soportando el frío.
Entre los jóvenes estudiantes que pasaban unos días de veraneo en la Casa de la Congregación Mercedaria, estaba Mario Noceti, quienes, al descubrir a los japones dieron aviso a sus superiores y, tras ello, los socorrieron prestándoles vestuario y alimentos.
Al profesor Noceti lo conocimos años después, en una excursión que hicimos a un cementerio indígena -descubierto pocos días antes por el Hermano Jorge y el profesor Mario Noceti- y donde invitado por el recordado Padre Enrique Padrós Claret, llegamos frente a la laguna de El Perro, para fotografiar el lugar y las osamentas que -sus descubridores- habían dejado tapadas, para evitar su remoción. De todo ello dimos cuenta en las páginas del Diario “La Tercera”, 11 de febrero de 1978.
Funerales
Sus funerales, de acuerdo a las redes sociales, son hoy en la Parroquia de Graneros, donde se oficiará una misa en su memoria, para posteriormente ser trasladado al Cementerio N°1 de Rancagua.
“Pichilemunews” le entrega las condolencias a sus familiares y relaciones. Y junto con ello, aunque no fuimos su alumno, destacamos el tremendo trabajo que realizó durante los últimos años que ejerció en el desaparecido Liceo Particular “José Miguel Camilo Aguilar” de Pichilemu, en los años ’60.
Pero, sobre todo en las letras de la región, como un prolífico columnista en las páginas del diario El Rancagüino, y donde su pluma, también, la dejó estampada en algunos libros, dentro de los cuales dedicó -aparte de varias crónicas- dos libros a Pichilemu, donde -recuerdo- “Pinceladas pichileminas”, “Ramo de Huillis”, entre otros, como “Sin prisa”.
Fotografías: WSG.
































































































