Fuente: www.pichilemunews.cl – 23.06.2025
Seguramente, más de otro medio de comunicación y centros de estudios superiores -como sus iguales- recordarán su natalicio del bardo nacido en la ciudad de Lautaro, en la Región de la Araucanía.
El poeta Jorge Teillier nació 24 de junio de 1935, el mismo día en que falleció el cantor de tangos Carlos Gardel en un accidente de aviación en el aeropuerto de Medellín, Colombia.
Nuestro medio de comunicación, modestamente desde una particular perspectiva e incluso -en exclusiva- entregamos algunos aspectos y detalles inéditos gracias a la amistad de décadas entre el poeta y nuestro Hijo Ilustre Jorge Aravena Llanca, nacida en la década del’60 y que los llevó a establecer una relación de “compadres”.
En efecto, encuentros frecuentes de poetas en distintas universidades del país los llevó a ser partícipes de múltiples instancias, donde no solo participaban escritores chilenos, sino también de Latinoamérica; todos los cuales -en cada instancia- fueron fotografiados una y otra vez por Jorge Aravena Llanca, que asistía invitado, según nos ha señalado en varias ocasiones.
Pues bien, así como a otras ciudades acudían en masa escritores a esos encuentros en distintas universidades, ocurrió algo que hace poco, al hojear un libro que nos envió de regalo el propio autor -como otros, en el tiempo- descubrimos con satisfacción, una fotografía donde aparece el poeta Jorge Teillier junto a su segunda esposa en la playa de Pichilemu.
El libro al que hacemos referencia es uno dedicado completamente al poeta Jorge Teillier, con fotografías del poeta junto a una cantidad importante de otros poetas, algunas de las cuales -adjuntamos- que hemos seleccionado.
Particularmente, nos llamó la atención e interés donde aparece -como ya se indicó- en Pichilemu.
Para conocer detalles de esa fotografía, contactamos a su autor por la fecha, contexto, etcétera.
Jorge Aravena nos contestó: “Respecto al viaje a Pichilemu, fue más o menos en1967-68. Lo realizamos en el auto de Mario Carvajal padre en compañía de Rolando Cárdenas, Poli Délano, Beatriz su esposa y yo como cicerone. Fue solo por el día bajando a estirar el cuello en varios lugares del camino para llenarnos de coraje. Conocer, de parte de ellos, el lugar de mis antepasados. En Pichilemu estuvimos en un Restaurante donde su dueño nos atendió con mucho cariño y entusiasmo. De ahí fuimos a Infiernillo y Cáhuil donde almorzamos y, después, sin bajarnos del auto bebimos Macaya sentados llenos de jolgorio, igual que cuando íbamos a Lautaro y otros pueblos, descendiendo en cada parada para saborear el vino de la localidad”.
Consultado sobre los 90 años del natalicio del poeta Jorge Teillier, Aravena Llanca señaló: “Tú sabes, porque te lo dije más de una vez, con Teillier llegamos a establecer una gran amistad, donde -incluso- nos hicimos compadres, al ser él el padrino de bautismo de mi hija mayor, Cristina, y donde nuestra amistad fue creciendo en múltiples experiencias; pero al margen de ello, más que una fotografía -que muestra al poeta Teillier en Pichilemu- lo importante es que ese poeta está cumpliendo 90 años y eso, más su obra la que debe prevalecer; y mi interés y trabajo está enfocado por hincar profundamente su figura en la historia de la poesía chilena, como bien lo aplauden sus hijos Carolina y Sebastián”.
Aparte del libro -CUANDO NACIÓ TEILLIER MURIÓ GARDEL- que escribiste hace unos años, y el reciente libro que me enviaste sobre él -con solo fotografías- ¿Qué otros esfuerzos has desplegado para ello?
“Por la marcada amistad que nos unió -lo cual lo digo con mucho orgullo- son más de 300 fotografías que marcan lo vivido junto a él, a su existencia sentado en los rieles en Lautaro mirando hacia el futuro. Ello, tras su muerte el 22 de abril de 1996 en Viña del Mar, permitió que la Biblioteca Nacional -al año siguiente- presentó una exposición como homenaje póstumo; aparte que muchas de estás fotografías están en varias universidades del país. Y, lo más reciente corresponde a una manifestación de que, pese a su muerte él aún está, pese a la lejanía, en mis trabajo tanto fotográficos y musicales pues compuse sobre su vida 14 canciones que fueron grabadas en un CD que lo editó Nano Acevedo y se agotó de inmediato. Te mando una canción del mismo para tu apreciación”.
Entre las fotografías que están en tu libro sobre Teillier, apareces con los padres del poeta, en Berlín …
“Exacto, don Fernando Teillier, su padre, y doña Sarita Sandoval, su madre, estuvieron algunos días en mi casa en Berlín. A propósito, te agrego dos cosas más: la prominencia de su estirpe francesa y mestizo por parte materna por su tierna madre doña Sarita Sandoval, por ella los Teillier estaban emparentados con Violeta Parra Sandoval, que lo sé por confidencias de ella misma cuando con don Fernando Teillier, su padre, estuvieron en Berlín. No obstante, Jorge Teillier era muy chileno, porque se sentía parte, por el dolor del pueblo al que siempre se intenta desposar de su verdadera esencia”.
Lo anterior, deja en evidencia -una vez más- el fuerte lazo de amistad con el poeta …, le acotamos.
“Exactamente, y eso viene porque fuimos carne y uña durante mucho tiempo, cuando todos, incluso los jóvenes poetas de ese tiempo, lo dejaban de lado. Creo que te envié en su oportunidad mi libro sobre nuestra amistad CUANDO NACIÓ TEILLIER MURIÓ GARDEL, ya agotado y de pronta aparición una segunda edición, donde queda en claro cuantas horas compartimos juntos.
Y porque es de mi interés que, si estoy emparentado con Pichilemu es también, para mí, y lo escribo con mucho orgullo, y quienes conocen mis trabajos en Pichilemu y en muchas universidades del país y Diarios a nivel nacional, bien lo saben, mi interés de la larga relación de mi persona con Jorge Teillier mi querido amigo y compadre y el éxito de mi interés y trabajo por hincar profundamente su figura en la historia de la poesía chilena …”.
Más adelante, Jorge Aravena nos manifiesta: “Lo que me parece interesante para Pichilemu es que su recordación sea un oficio diario de una amistad muy cercana con un pichilemino.
Lo que marca más interés y curiosidad, (hasta envidia) de quienes no han tenido el privilegio hasta de conocerlo en vida.
Porque cuando vagabundeaba por las calles de Santiago sus propios colegas poetas lo subestimaban; pero los que hemos heredado del poemario vital de la obra de Jorge Teillier es vital como sencillo y profundo. Marcó a toda una generación dando la impronta en otros de la generación del 50 como Efraín Barquero, Armando Rubio, Oscar Hans, Sergio Hernández y Rolando Cárdenas, y ahora por cuantos seguidores de ese estilo de poemas de los lares, término que él marcó como inicio de presentes hoy día inspiración de jóvenes poetas, que inician su marcha marcando la iniciativa chilena de la plena dedicación a la Poesía”.
Y acto seguido, agregó: “Teillier nos enseñó, a muchos de sus amigos, poetas o no, a jinetear el caballo de la poesía sin caernos demasiado, a marcarla en libros y en el caso mío con música para ser cantados y la fotografía para que nunca exista el olvido final, y se conserve su imagen con plena vivacidad como un eterno homenaje a su dadivosidad a enseñarnos a inventar poemas y, que este acto no consiste en lanzar al tote un aluvión de imágenes y ritmos verbales llamativos, sino en empezar por decir toda la verdad, que quien maneje esta verdad tiene al alcance la libertad y la justicia por saber mirar a su alrededor la vida de toda la humanidad.
Es más, que el lector debe convertirse en cómplice o enemigo de todos los poetas, ya que la aventura creadora es consecuencia y hasta sinónimo de la aventura de vivir. Y no un juego para pasar el tiempo, pues en todo caso es el tiempo quien juega con nosotros. Por todo esto es que seguirá siendo un poeta vivo, presente, en todo momento de nuestra propia vida.
Jorge Teillier nació en Lautaro en el centro de la Frontera araucana, el 24 de junio de 1935, casualmente o por presagio lírico, el día que en Medellín murió Carlos Gardel cantor de tangos láricos, de quien era Teillier uno de sus más empecinados admiradores. Murió en Viña del Mar el 22 de abril de 1996. Sus restos mortales están en un mausoleo sobre la tierra en La Ligua donde vivió sus últimos años”, concluye su amigo e hijo ilustre de Pichilemu, Jorge Aravena Llanca.
Fotografías: Archivos Jorge Aravena Llanca
