
Fuente: www.pichilemunews.cl – 04.06.2022
– Aunque es un titular exagerado para la realidad, lo pusimos para expresar -de alguna forma- nuestra alegría, sorpresa y hasta el orgullo que sentimos cuando vimos en una Feria Artesanal, en Iquique, que la sal de Cáhuil estaba ahí, envasada, como uno más de los productos de una emprendedora.
En efecto, tras estar unos minutos antes con surfistas pichileminas en el Campeonato que se desarrollaba por esos días, y ya recorriendo el sector de La Punta junto a la Avenida Costanera y sus hermosos jardines, cuanta no fue la sorpresa -agradable por cierto- cuando uno de mis hijos me dice: “Papá, ¿viste la Sal de Cáhuil en ese puesto?”.
¿Dónde? – Ahí junto a esos productos …
Y, claro. Ahí estaban varios frascos etiquetados donde decía “Sal de Cáhuil” entre otras frases que hacían referencia a sus características, procedencia entre otras indicaciones. La señora que atendía en ese momento a otra persona y que nos veía ahí acercándonos al producto, tras terminar de atender a la otra persona nos pregunta: “Qué se les ofrece …?”.
Nos sonreímos y explicamos que estamos observando sus productos -algunos de nuestra zona- le expresamos; agregándole que ha sido una sorpresa encontrar ahí “sal de Cáhuil”. Y acto seguido le digo que soy de la comuna de Pichilemu, en la cual están las Salinas.
“Yo viajo seguido a Curicó, ya que mi esposo es de allá y de ahí he ido de paseo a conocer Pichilemu, Cáhuil, Lo Valdivia, Bucalemu,……. y aprovecho de traer las sales, el cochayuyo y una que otra novedad para mi emprendimiento. La respuesta de los clientes a los productos de allá a sido muy buena. Algunos de ellos dicen yo conozco ese lugar y los productos y empezamos a conversar …”, nos expresa la emprendedora.
La que ante nuestra consulta se identifica: “Mi nombre es Victoria Bermúdez y soy una emprendedora iquiqueña …”, nos señala.
¿Desde cuánto tiempo se dedica a este emprendimiento?.
“Mi emprendimiento comenzó a inicios del 2019 gracias a una invitación que nos hizo PRODEMU para una Feria que realizarían en la Zofri ese mismo año. Después de realizar unos talleres y realizar unas capacitaciones con ellos fui parte del grupo que participó ahí”. Y agrega: “En esas capacitaciones conocí a la Agrupación “Kurumi Warmi” formada por mujeres que me invitaron a participar con ellas en diferentes ferias que se realizarían en la región. Acepté y aquí sigo con ellas. Hemos participado en diferentes lugares de Iquique principalmente. También en Alto Hospicio y una invitación que teníamos para participar en Canchones, para la Vendimia del vino del desierto, en la Huayca (localidad al lado de Pica), se suspendió por el tema de la pandemia”.
Consultada si ha ido a trabajar al sur, nos señala: “No he tenido la oportunidad de ir a trabajar en ferias para esos bellos lugares, como lo es Pichilemu, Cáhuil…. Solo he ido como turista, no mostrando mi emprendimiento. Quizás algún día, por ahora como turista y aprovechando mis viajes a Curicó para traer sal y venderla por acá”, nos expresa antes de liberarla para que siga atendiendo a otras personas que llegan interesadas en sus pruductos, entre los que se aprecia también la Quinoa de Lo Valdivia.
Sello de Origen
Nos alegramos de ver en una región tan distante un producto que nos evoca a nuestra patria chica como a personas que cual profeta durante años “predicaron en el desierto” sobre la imperiosa necesidad de que a los pequeños productores de esa ascentral actividad -de varios siglos- se les apoyara.
Me refiero a los intentos del empresario Carlos Von Unger -al que apoyamos- convencidos que estaba en lo cierto: la única manera de “salvar esa actividad” cuyo producto -la sal- estaba depreciada comercialmente. La solución la dio el funcionario del gobierno francés para América latina, con asiento en Buenos Aires, Bernard Cavaillé; quien de visita en Pichilemu y hospedado en el complejo turístico “Dunamar” -tras conocer las salinas de Cáhuil- señaló que en su país, en la región de Guerandeé -también zona en donde se producía sal de mar, en un momento ocurrió el mismo fenómeno.
Su sal, pese a las ricas características para cocinar, no era valorada y sus pequeños productores estaban abandonando esa actividad en busca de mejores expectativas de trabajo y remuneración.
Por años fueron decayendo, hasta que se buscó la solución y esta llegó: “Darle valor agregado al producto sal”.
¿Cómo?
Primero, integrar a otros actores de la misma familia, cultivando diferentes condimentos de uso diario, recurrente, los cuales -posteriormente- se le agregan estas especias a la sal. Todo bajo normas sanitarias, envasadas y etiquetadas, al tiempo de crearles una campaña de marketing y publicidad, donde se destacaba su procedencia, entre otros conceptos.
Todo ello se realizó en su momento y se puso a la venta en grandes cadenas de supermercados y tiendas especializadas, lo que ha hecho que, al cabo de los años, cambió radicalmente el lugar; pese a que se utilizan las mismas herramientas -en Francia y en Chile- rudimentarias y procesos similares; solo que ahora, algunas actividades se han mejorado con algunos equipos que les facilitan su labor.
Todo esto se intentó realizar hacia finales de la década del ’90; pero los políticos sordos, egoístas le pusieron trabas a la iniciativa.
Felizmente, dos lustros después pudo concretarse. Los salineros de Cáhuil, Barrancas, La Villa (de la comuna de Pichilemu) y de Lo Valdivia (en la comuna de Paredones) lograron el apoyo de las autoridades. Se logró Sello de Origen por medio del Ministerio de Economía; se lograron eliminar prohibiciones del Ministerio de Salud con respecto al consumo humano, entre otras medidas. Aparte de apoyo en herramientas, equipamiento para mejorar procesos y la yodación correspondiente según normas de las autoridades de salud.
Sal viajera
Ya lo hemos señalado. Hoy -desde un tiempo a esta parte- gracias a destacados chefs como Carlo von Mühlenbrock, por ejemplo, la sal ha viajado a otros países a ferias internacionales donde ha sido destacada. Y, a estas alturas son varios más que en sus preparaciones, la sal de Cáhuil está como un ingrediente imperdible.
Contacto
La experiencia del funcionario francés referido, la conocimos directamente de él; tras lo cual junto a don Carlos von Unger se conversó con autoridades comunales y provinciales de entonces; lográndose que éstas -a su vez- enviasen a autoridades del nivel regional para solicitar apoyo; el que nunca llegó. Ni siquiera hubo un pronunciamiento oficial.
La carta que enviamos en un último intento, ante las dilaciones, fue enviada el año 2001 aproximadamente, un día después que el Presidente Lagos fuera a inspeccionar las obras de construcción en Cáhuil, al que junto con centenares de firmas de habitantes del lugar nos opusimos a su ubicación, por los efectos que, según la experiencia no era recomendable ahí. Sin embargo, los ingenieros y sobre todo los políticos como intereses de privados lo “impusieron” en el lugar.
Monsieur Ing.
Bernard CAVAILLE
Director para América Latina de FORMINTER INGENIERIE
Buenos Aires – ARGENTINA
Estimado Señor:
En primer lugar, reciba UD. y Familia un cordial saludo desde estas tierras pichileminas.
Hoy, después de mucho tiempo, he tenido la ocasión de conversar con nuestro común amigo Carlos von Unger, respecto al tema de la SAL DE CAHUIL y de las posibilidades de que, a través de Univer-sel, se nos pudiera -a los Salineros, autoridades y sector privado- ayudar y asesorar en buscar la forma de explotar con mejores expectativas la producción y comercialización de la sal que se produce en nuestra comuna, de tal forma de sacarle un mejor provecho según la experiencia de GUERANDE.
Don Carlos me ha expresado que no ha tenido noticias al respecto. De ahí, que preocupado e interesado en el tema, acordé con él enviarle este correo, para solicitarle -si lo tiene a bien- en informarnos si hay alguna respuesta a la nota que suscribieron tanto los propios dirigentes de los SALINEROS, como también las autoridades comunales y, empresarios y dirigentes de instituciones gremiales, en apoyo a las inquietudes planteadas.
Como información al margen, en el día de ayer visitó nuestra comuna y la localidad de Cáhuil -donde se construye un Puente- el Presidente de la República, Ricardo Lagos, junto al Ministro de Obras Públicas y otras autoridades. Circunstancia que trajo a la memoria lo antes señalado, ya que como se había advertido, las obras del puente trajeron efectos negativos en la producción de las salinas, lo que motivó el pagó de una indemnización a los productores de Sal, por la notable disminución de la producción del producto.
Mucho agradecería (mos) contar con vuestra atención, lo que desde ya valoramos reiterándole nuestro saludo.
Washington Saldías G. – Concejal
Fotografías: WSG
