Fuente: www.pichilemunews.cl – 05.01.2022
– Hace 96 años que llegó -por primera vez- un tren de pasajeros, y se cumplirán -el próximo 6 de marzo- 36 años desde que el Gobierno Militar suspendiera ese servicio. Y, 17 años desde que el Presidente Lagos firmó el Decreto Supremo que permitió a EFE levantar los 70 kilómetros de rieles entre Pichilemu y Peralillo.
Hoy, ante la modernización de diversos servicios de pasajeros -con modernos convoyes chinos- la ciudadanía aparte de alegrarse, está soñando y aspirando que ese servicio se masifique y llegue a tener la importancia que tuvo en gloriosas décadas pasadas.
Más aún, el período presidencial -que culminó con la elección de un nuevo Presidente, Gabriel Boric Font- alentó a muchos a aspirar a mucho más que eso: unir a todo el país a través del ferrocarril.
Hay que ser realista, más allá de tener -todos- el legítimo derecho a soñar (por lo demás es “gratis”) que ello es imposible.
Anteayer -después de más de un año y medio- volvimos a recorrer la Ruta 90 en el trayecto San Fernando, Santa Cruz y Pichilemu, constatando que -los rieles desde San Fernando a Peralillo aún están. Felizmente no han “desaparecido” del todo. Están ahí, aunque en muchos tramos están tapado por tierra, maicillo o maleza. Incluso, en algunos lugares puntuales están como la antesala de negocios y/o como estacionamientos.
Veremos, o verán, quienes estén en ese momento si éstos propietarios aledaños al tendido férreo estarán a favor o en contra de que el ferrocarril vuelva a pasar ya con pasajeros, o con carga desde San Fernando a Pichilemu y viceversa.
Estos, seguramente, desconocen el servicio que prestaba y prestó a generaciones que le usaron como el único medio de transporte seguro por 60 años, acercándolos a otras ciudades. O trayendo o proveyéndolos de alimentos, mercaderías, productos básicos, de medio para comercializar sus productos llevándolos a otros puntos de la provincia o región.
El ferrocarril permitió además para que simples lugares de parada crecieron a la vera de la vía férrea y se tranformaran, crecieran, se desarrollaran. Ahí no hubo ingenieros que calcularon primero la “rentabilidad social”, porque de ser así, simplemente el ferrocarril no hubiera llegado nunca allí o acá.
Por ello, es hoy altamente improbable que el ferrocarril llegue a alcanzar nuevamente la costa.
Es cosa de recordar la “inauguración del Tren del Vino”. Ahí en Peralillo el Presidente Lagos copa en mano brindó y prometió -como otros políticos- “que esta etapa que estamos inaugurando es la primera, la segunda será llegar nuevamente a Pichilemu”. ¡Salud!
Y no pasó mucho rato y estaba firmando el Decreto Supremo que le permitió a EFE vender 70 kilómetros de vías férreas -junto a otros ramales- que se fueron vendidos para un proyecto en Bolivia.
Proyecto Catastro de bienes inmuebles con valor patrimonial
Mejor que soñar con la vuelta del tren a la costa, es trabajar y ocuparse de la “invasión inmobiliaria” en torno a parte del patrimonio ferroviario que va quedando en Pichilemu.
Dense una vuelta por los alrededores de la Bodega de Carga y verán el “callamperío” existente y el que sigue construyéndose. Por supuesto sin que ningún Inspector Municipal se haya dado cuenta de ello y sin que nadie “pare” las construcciones del lugar.
Ojalá que quienes tienen la responsabilidad de cumplir con los objetivos del Proyecto Catastro de bienes inmuebles con valor patrimonial, informen a las autoridades y éstas tomen cartas en el asunto.
Precisamente hoy, los encargados de llevar adelante este proyecto tienen proyectada una actividad que los llevará a recorrer parte de lo que fue el tendido férreo entre Pichilemu y Larraín Alcalde.
Quizás, ellos se han dado cuenta, o ahora “se darán cuenta” de lo que está pasando. Y si es así, quizás esto será tema para conversarlo y surja de allí una acción que permita despejar y cuidar ese patrimonio “a mal traer”, pero recuperable si se toman las acciones pertinentes.
Mientras sucede ello, una iniciativa -similar a la que llevó a declarar Monumento Nacional a la Estación en 1994- está en el escritorio del Consejo de Monumentos Nacionales que apunta, precisamente a darle ese carácter a algunos lugares y, dios mediante, posteriormente lograr su recuperación vía proyecto, tal como el año 1993 -con recursos del Fondart- se logró recuperar parte de la Estación, la que hasta hoy se conserva y crece allí -día a día- un Museo que muestra no solo lo que fue el tema ferroviario, sino parte de la historia del balneario y comuna.
Todo ello, tras su restauración, desde que la técnico en Turismo Mónica Cornejo se instalará allí y paralelamente a su Oficina de Servicios Turísticos siguiera ocupada de su conservación y empezará a crear la muestra museológica que enseña interesantes aspectos del pasado comunal.
Fotografía: Archivo “pichilemunews”