
Fuente: www.pichilemunews.cl – 20.08.2023
– Documento de alrededor de 40 páginas, publicado en diversas plataformas, lo replicamos en el marco de los 50 años del Golpe Militar, que aborda las violaciones a los DD.HH., con testimonios de parte de algunos de quienes la sufrieron, según cuentan en este estudio.
Universidad de Chile Facultad de Filosofía y Humanidades
Seminario de grado: Procesos políticos de postmemorias autoritarias. Chile en la segunda mitad del siglo XX.
Relatos desde el litoral: La represión dictatorial en Pichilemu 1973-1977.
Un acercamiento a la verdad Informe para optar al Grado de Licenciada presentado por: Álvaro Cabrera Monsalve
Profesora guía: Azun Candina Polomer
Santiago de Chile 2018
El gran motor de toda esta represión, de alguna manera no organizada, fue la existencia en el imaginario político de una resistencia lo suficientemente armada como para poder hacerle frente a las olas de represión. Esta resistencia armada estuvo principalmente asociada al MIR, grupo que defendía abiertamente la vía armada como método válido para conseguir el socialismo, el cual se puede apreciar en el punto siete de la declaración de principios:
“El punto siete, que es uno de los más importantes, afirma que el MIR rechaza la teoría de la vía pacífica porque desarma políticamente al proletario y por resultar inaplicable, ya que la propia burguesía es la que resistirá, incluso con la dictadura totalitaria y la guerra civil, antes de entregar pacíficamente el poder”.66
Si bien el MIR oficialmente nunca estuvo dentro del gobierno de la Unidad Popular, es conocido que sí hubo contacto y participación entre ambos sectores, esto se concreta, según Salinas, “con la entrada de cuadros miristas con preparación militar en Cuba al dispositivo de seguridad presidencial, Grupo de Amigos Personales (GAP), constituido asimismo por militantes del PS”67. Sin embargo, la tesis de que desde la izquierda se gestó una resistencia armada está totalmente desacreditada, porque en primer lugar el MIR nunca tuvo la coordinación, las fuerzas humanas, ni los implementos materiales para poder desarrollar una resistencia armada real. Los socialistas por otro lado, a pesar de tener un sector -más conocido como los helenos- que apostaba por la lucha armada, estos nunca fueron mayoría y, por último, los comunistas, de larga tradición democrática, nunca consideraron esta opción como real. Valdivia lo relata así:
“[El MIR] nunca constituyó una guerrilla propiamente tal. Hasta esa fecha era un partido pequeño, sin mucho impacto político, aunque sí muy visible. Por su parte el grupo más radicalizado dentro de los socialistas tampoco había logrado imprimir su sello al partido, como quedó en evidencia en el triunfo de la línea electoralista en 1969-1970 y el carácter minoritario de los elenos. Entre los comunistas, la vía armada no tenía cabida. En pocas palabras, la mayoría de la izquierda chilena de la época era partidaria de una vía pacífica, institucional, de tendencia antiimperialista y antioligarquica”.68
A nivel nacional, la Comisión de Verdad y Justicia señala que durante el año 1973, “el grueso de las muertes y detenciones seguidas de desaparición fue fruto de actos que se dirigieron contra funcionaros destacados del régimen depuesto, sus más altas autoridades y mandos medios”69, esto quiere decir que la represión afectó mayoritariamente a los militantes del PC, PS y MIR. El siguiente gráfico refleja que la inteligencia de las FF.AA. estuvo apuntada mayoritariamente a estos partidos.
El mismo informe, además, señala que el 60,2% de las víctimas corresponden a la Región Metropolitana. Mientras, que las víctimas de la Región del Libertador Bernardo O’Higgins corresponden a un 0,8%.
Por último, como bien mencionamos supra, el organismo encargado de la represión era la DINA. Si bien la fecha de su inauguración oficial es el 14 de junio de 1974, diversas fuentes plantean que empezó a funcionar desde el año 197371. La institución era “una agencia con vastos poderes para realizar trabajo de inteligencia bajo el muy amplio mandato de la ‘protección de la seguridad nacional y el desarrollo del país”72. Esta es creada para aplicar la represión de manera “más consistente y precisa y con un nuevo modus operandi -las desapariciones- (…)”73; estaba a cargo de Manuel Contreras y desde el primer momento contó con facultades extraordinarias para lograr con el cometido de exterminar la articulación de la oposición, y con ella a los opositores. Esta represión estaba dirigida especialmente contra los grupos marxistas, pero se extendía a toda la población que participó activamente del Gobierno de la Unidad Popular, incluyendo la Iglesia Católica.
La DINA, ejecutó el terrorismo de Estado principalmente en Chile, pero no se limitó solamente al territorio nacional, ya que tuvo articulaciones con los organismos represivos de los países del Cono Sur. Producto de ello, son las ya conocidas Operación Cóndor, el Asesinato al General Carlos Prats en Argentina y el Asesinato a Orlando Letelier en Estados Unidos. Los resultados de la represión durante el período fueron evidentes, siendo afectados principalmente los Partidos Políticos de carácter marxista. Siguiendo esta línea, Huneeus afirma que la organización “consiguió desmantelar al PC, debilitó gravemente la organización clandestina del Partido Socialista y destruyó al MIR”74. Sin embargo, dada la indiscriminada violencia con la actuaba la DINA, y sobre todo, por el carácter internacional de sus crímenes, la dictadura de Pinochet empezó a ser cuestionada y mal vista internacionalmente, por lo que vio su fin en 1977, siendo reemplazada por la CNI.
2.3 Represión: Región de O’Higgins.
Como ya bien abordamos, la represión durante los primeros años de dictadura estuvo enfocada en exterminar la articulación de la izquierda y específicamente de los grupos de corte marxista. Por otro lado, evidenciamos que la mayoría de los casos de terrorismo de Estado son dentro de las grandes ciudades, y específicamente, dentro de la Región Metropolitana. Si bien, en la sexta Región no se encuentran numerosos casos de terrorismo de Estado, no dejan de ser relevantes el cómo y a quién se les aplicó.
En primer lugar, hay que esclarecer que en la región no hubo una resistencia armada de ningún sector de la población, incluyendo a los funcionarios de gobierno. El informe de la Comisión chilena de Derechos Humanos señala que, las víctimas de terrorismo de Estado en la región fueron “en su mayoría fueron militantes de los Partidos comunista y Socialista, varios de los cuales tenían responsabilidad en la administración del gobierno anterior”75. Por otra parte, el Informe Valech agrega que:
“En esta región, la mayoría de las detenciones ocurrieron entre los años 1973 y 197 4. Junto a los detenidos de las ciudades más grandes, Rancagua y San Fernando, destaca un gran número de personas que lo fueron en las localidades de Peumo, Marchigüe, Las Cabras, Pichidegua, Requínoa, Rengo y Santa Cruz, especialmente de sectores rurales.”76 Además, el mismo informe señala que la represión en esta región estuvo encabezada principalmente por Carabineros y Policía de Investigaciones, sobre todo en los pueblos rurales y alejados de las grandes ciudades como San Fernando y Rancagua. Ello queda evidenciado en el siguiente fragmento:
“(…) [en la] región, entre los años 1973 y 1975, Carabineros realizó la mayoría de [los] arrestos, especialmente en las zonas rurales, de modo que las comisarías en las ciudades y las tenencias y retenes en las pequeñas localidades y poblados fueron los primeros recintos en que se mantuvo detenidos a los prisioneros”.77
En esta misma dirección, el Informe señala que la represión en su etapa inicial, esto es, durante el proceso de detención y posterior reclusión, estuvo también encargada por Carabineros como también por la Policía de Investigaciones.
“Las declaraciones también indican que Carabineros maltrató y golpeó a los detenidos. Desde los lugares mencionados los presos políticos eran trasladados a otros centros de interrogatorio y reclusión. Asimismo, los cuarteles de Investigaciones fueron también centros de reclusión de prisioneros políticos, no sólo durante 1973, cuando se concentraron la mayoría de las detenciones, sino que también desde 1974 Y hasta 1990, en que, si bien hubo menos personas detenidas, mantuvieron esa calidad de manera permanente y regular”.78
Los lugares más comunes de detención dentro de la Región fueron: La cárcel de San Fernando, el Regimiento de Infantería N°19 Colchagua también en San Fernando, La cárcel de Rancagua, Comisaria de Rancagua, Cuartel de Investigaciones de Rancagua y finalmente el cuartel de Investigaciones de San Fernando.
2.4. La represión: Pichilemu
La represión en Pichilemu entre 1973 y 1977 estuvo dirigida a los mismos grupos a los que se les persiguió por su connotación marxista, y también, a los colaboradores del gobierno de la Unidad Popular, es decir: al PC, PS y el MIR.
La Comisión de Derechos Humanos, señala en su versión resumida del Informe Rettig, que la mayoría de las víctimas de la región fueron parte del PS y del PC, los cuales tenían responsabilidad administrativa durante el gobierno de la UP. La alcaldía de Pichilemu hacia 1973 estaba liderada por Washington Saldías79, miembro del partido Socialista. En Pichilemu, esto es aplicable hasta cierto punto ya que se efectivamente existió represión en contra de militantes del PC y del PS, incluyendo a funcionarios. Sin embargo, la represión en Pichilemu dista mucho de ser solo aplicada a los funcionarios del gobierno, ya que el grupo más afectado por el terrorismo de Estado en Pichilemu fue el Movimiento de Izquierda Revolucionario.
La creación del MIR en la comuna data del año 1971, cuando Joel Marambio, entonces diputado por la provincia de Colchagua intercede con el gobierno para que se creara un programa paliativo para la provincia, ya que esta era muy pobre. Es en ese entonces, cuando Omar Rubio, militante del MIR y funcionario de gobierno, lo envían dentro de un programa para combatir la cesantía. El mismo Omar relata que:
“En estos pueblitos chicos de Colchagua, donde la cesantía ya alcanzaba niveles, pero de catástrofe. Y yo me hice, me hicieron hacer cargo de este programa de absorción de cesantía en Pichilemu, la pobreza era muy grande en ese tiempo en Pichilemu. (…) Bueno, nos dimos la tarea de reclutar gente, teníamos presupuesto para reclutar 70 trabajadores y arrendamos el Barco fantasma, bueno la dirección de asistencia social arrendó eso. (…) Así que, se contrataron a 70 trabajadores y algunas mujeres que hacían la comida, el almuerzo para los trabajadores, y el alcalde Saldías nos dio la tarea de construir la plaza que hoy día se llama Bernardo O’Higgins”.80
A partir de entonces, a la gente del MIR, se le conocería de aquí en adelante como la gente del “Barco”, lugar físico donde se reunían tanto militantes como simpatizantes, para planificar las actividades del programa de absorción de la cesantía en Pichilemu. Rubio, por otro lado, señala que él y el grupo del MIR, no solo se dedicaron a realizar labores de gobierno y de trabajo, sino que también, el grupo se dedicó a organizar y sindicalizar a los trabajadores de Pichilemu y alrededores, que se encontraban en condiciones de explotación y precariedad incuantificables. En las mismas palabras de Rubio:
“pero lo que es distinguido de aquí también es que, también organizaba a los pobladores, pero no solo en un papel de activismo, sino que, más bien en una cooperativa de trabajo. Hicimos la cooperativa de pescadores y la dirección de asistencia social compró dos botes para poder generar la actividad de pescadores artesanales (…) Básicamente hay una concepción muy equivocada en relación al MIR y al gobierno de Salvador Allende, donde si bien nosotros del punto ideológicamente estábamos en desacuerdo con la táctica y estrategia de la Unidad Popular, de otro lado sí apoyábamos firmemente (…)”.81
Como bien sabemos, la represión en Chile empezó el mismo 11 de septiembre en las grandes ciudades, y al menos, en las ciudades más importantes de cada región. Sin embargo, en los pueblos rurales y pequeños no fue así. En Pichilemu, si bien el día 11 de septiembre Carabineros toma el control del pueblo e instaura el toque de queda, es durante los días 12, día en que llegan los militares a Pichilemu, y 17 de septiembre cuando empiezan las detenciones, y posterior terrorismo de Estado. Bernabé Pavéz, dirigente sindical y militante Socialista de la época, relata su detención el día 17 y de sus familiares:
“Y bueno, ese día 17 de septiembre llegaron a mi casa y tomaron preso a mi hermano mayor y a mi papá… alrededor de las 7:30 de la mañana. Y… bueno, lo propio de un allanamiento, como se empezaron a dar en esos tiempos, te revolvían todo, no le importaba niños chicos, a mi hermano menor que murió, estaba durmiendo, lo tomaron del pelo, lo levantaron y… empezaron a botar el pan, a dar vuelta el pan, todo (…) Y ahí llegué a la casa y ahí me cuenta mi mamá que los habían tomado detenido a mi papá y a mi hermano mayor, y que no saliera pal’ centro porque me iban a tomar preso. Pero yo de porfiao’ y sabiendo de que nada había hecho, que no tenía nada malo, salí po (…) Y nos juntamos con otros primos de mi señora, habíamos como 5 o 6 personas aquí. Y cuando llegué yo, nos juntamos acá y justamente llego un Jeep Rumano (…) con 3 carabineros. Dentro de los cuales estaba el Sargento Rodríguez, y llega preguntando por Pedro Romero, que era uno de los que buscaba porque también ya habían llevado presa a la gente del MIR de los del barco (…) Y entran y me toman, y me toman detenido, me sacan de aquí para allá y me sube al Jeep atrás, y lo primero que me dice el que me está esperando, es que si bajaba las manos de la nuca me iba a pegar un balazo”.82
Otro que fue detenido el día 17, fue Roberto Becerra quien en 1973 tenía 17 años, cuenta como fue el día de su detención, sin ser formalmente parte del MIR.
“Y, yapo, pasó el golpe del 73 y como yo el 17 de septiembre, llegaron a mi casa a detenerme. Llegó un grupo de milicos, detectives y ahí me llevaron detenido a la, en ese tiempo donde estaba la municipalidad existía un retén ahí, retén de carabineros, porque no había comisaría en ese tiempo, había un retén nomas. Ahí ya fui vinculado al grupo del barco como mirista”.83
Rafael Moraga, ex militante del MIR y subdelegado de gobierno de Pichilemu por el Partido Socialista en 1973, relata como el día del golpe las fuerzas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria se preparaban para salir del pueblo por temor a las represalias esperadas por parte de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, este al tener claro que no había hecho nada más que pensar un Chile mejor, pensar distinto o simplemente ser de izquierda, decide restarse y quedarse en Pichilemu. El mismo Rafael lo relata de esta manera:
“Al poco rato llegó gente, compañeros del MIR a decirme que teníamos que arrancar, porque yo como representante del gobierno era aseguro que iban a venir por mi digamos. Cosa que la deseché en el momento pero después insistieron (…) Y las palabras de mi madre, y la de mi esposa: ¿Pero por qué arrancas si no hai’ hecho nada malo? ¿Por qué tienes que irte? Digamos. Y eso me hizo decidirme a enfrentar, quedarme para enfrentar, a enfrentar digamos la situación en mi casa. Llegaron carabineros a los dos días después, como el día 13 más o menos de septiembre llegó carabineros”.84
Por último, Luis Castro, militante del PC, relata cómo fue su detención el día 12 de septiembre: “(…) Ahí me empezaron a perseguir pos, hasta que me tomaron detenido. Me tomaron detenido el 12 de septiembre, el día de mi suegra, el 12 de las marías. 12 de septiembre. 12 debe haber sido como a las 9 de la mañana serían, por ahí, antes de mediodía y me tomaron ahí en Agustín Ross número 60 parece antes (…) Y ahí me trajeron a la comisaría, aquí me tuvieron, aquí donde está la municipalidad estaba la comisaria en ese tiempo, ahí los tuvieron amarrados de las de aquí -apunta a las muñecas con piolas plásticas, pero duras”.85
Las detenciones a los militantes de los distintos grupos políticos no solo fue en Pichilemu, ya que muchos de los actores eran estudiantes, trabajadores y/o cumplían cargos de militancia que los hacía viajar constantemente. Los casos de Omar Rubio y Eugenio González, ambos militantes del MIR durante 1973 dan cuenta de ello en sus relatos. Por un lado, Omar Rubio quien relata que, como cabecilla del MIR de Pichilemu y funcionario del gobierno de la Unidad Popular, tiene que escapar para coordinar la resistencia a nivel regional, para ello se tiene que dirigir a San Fernando, ciudad que era el punto de reunión con las fuerzas superiores del MIR. Rubio lo relata así:
“vemos que después de las 11 de la mañana bombardean la moneda (…) entonces yo les ordeno a los compañeros de que se vayan a ese sector86, mientras yo voy a San Fernando a ponerme de acuerdo con los miembros de la dirección del partido que hay en la provincia, ponernos de acuerdo otra vez con Joel y con el cholol (…) La verdad es que no teníamos un plan estructurado, no teníamos tiempo, además, nunca, no teníamos ni tiempo ni medios, ni recursos (…)”.87
Con respecto al escape y a la llegada de las Fuerzas Armadas, Rubio agrega: “Esa noche del 11 al 12 me fui a un bosque, por si es que llegaban al barco encantado, y antes de eso me pongo en contacto con el chofer de la ambulancia del hospital, porque veíamos que el único auto que estaba entrando y saliendo era la ambulancia, entonces me dice que al día siguiente como a mediodía del 12 él va a salir a dejar la ropa sucia a Peralillo (…) ya ese mismo día llegan los milicos y copan la ciudad (…)”.
Las instrucciones de la reunión, era seguir en comunicación con los distintos sectores de Izquierda, tales como el PC y el PS y sobre todo el MIR, es por eso que Omar, se dirige a Marchigüe, donde según señala Rubio había una importante industria organizada por militantes del PC y el PS, el militante del MIR relata que:
“Cuando llego ahí, yo conocía a algunos de los compañeros de esa industria, cuando veo que hay una tremenda actividad en la oficina, quemando papeles que se yo, y uno de ellos que era gerente (…) le dice a la secretaria que llame a los carabineros inmediatamente, que aquí hay un militante del MIR, y de ahí a partir de ese momento se empiezan a dar las frustraciones, porque estos eran socialistas todos ellos, comunistas y todos, todos estaban pero sin ninguna predisposición de nada. Así que desde el mismo 11 de septiembre nosotros, el MIR, los miristas, quedamos solos”.
Luego de eso, la táctica del MIR, como lo señala Rubio, fue volver y reunir más información para recibir órdenes y seguir alguna especie de plan, por lo que se dirigía a Pichilemu a encontrarse con el núcleo. Sin embargo, y como era previsible, tanto los caminos, como las carreteras estaban controladas ya por las Fuerzas Armadas. Omar, lo relata así:
“Y llegamos a Población, cuando voy viendo que hay barreras, nunca me acordé que habían barreras de los pacos, del retén de Población, así que bajo la ventana y que se yo le digo oiga que se yo… y boté mi pistola que tenía 6 balas, dije que por si acá, porque si me ven armado (…) Me bajo, -abra la maleta y en la maleta llevo mi maletín, igual que el que teníamos los compañeros allá, con ropa interior- y el paco empieza a llamar a gritar: ¡Mi Sargento, venga mi sargento!, sale tremendo guatón de Sargento. Mire quien tenemos aquí. Me detienen. Cuando entramos al retén, en el mesón del retén tenían diversas fotografías y ahí estaba yo, fotografiado”.88
Por último, podemos evidenciar la previa organización de la represión con respecto a los militantes de Pichilemu, especialmente del MIR, ya que no solo fueron perseguidos en el pueblo, sino que también, en Santiago. Eugenio González, ex militante del MIR, relata cómo fue el proceso de su detención:
“Y… bueno después que pasó esto del golpe, yo caí preso el 20 de septiembre. Me vendieron en Pichilemu. Yo me presenté en San Fernando, porque me vinieron a buscar a Santiago, me dijeron que me presentara en San Fernando. No había hecho nada más aparte de militar. No he hecho nada aparte de ser militante (…) Me presenté ahí. Estuve como un día weando, hasta que me atendieron ahí, cualquier gente presa habían llevado ya y me dijeron ándate, no aquí no tenis un… ándate me dijeron. Y en Pichilemu, un padrino mío, muerto está el viejo, el hijo era piloto de avioneta (…) Y mi padrino de bautizo, no, de confirmación era a cargo del club aéreo allá (…) Y dijo, este que va ahí dijo, este es del MIR, muy amigo de Andrés Rubio”.89
2.5 La represión en su forma física: La tortura.
Los distintos tipos de violencia que se usaron durante la dictadura son de un amplio orden, sin embargo, los que se repiten con mayor frecuencia son tres: La violencia física, la violencia psicológica y la violencia de género. En Pichilemu la represión no se resta de lo común, prevaleciendo las dos primeras formas de violencia por sobre el resto. La manera en que se ejercían estas violencias es conocida como tortura. El Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, reconoce la misma como:
“todo acto por el cual se haya infligido intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, intimidar o coaccionar a esa persona u otras, anular su personalidad o disminuir su capacidad física o mental, o por razones basadas en cualquier tipo de discriminación”.90
Del mismo modo, el Informe Valech, reconoce los siguientes métodos de tortura:
“Golpizas reiteradas, lesiones corporales deliberadas, colgamientos, posiciones forzadas, aplicación de electricidad, amenazas, simulacro de fusilamiento, humillaciones y vejámenes, desnudamiento, agresiones y violencias sexuales, presenciar torturas de otros, ruleta rusa, presenciar fusilamientos de otros detenidos, confinamiento en condiciones infrahumanas, privaciones deliberadas de otros medios de vida, privación o interrupción del sueño, asfixias, exposición a temperaturas extremas, y un apartado, sobre la violencia sexual contra las mujeres”.91
Como bien sabemos, los castigos cometidos por el Estado hacia los individuos fueron provocados por pertenecer, militar o pensar desde la izquierda. En Pichilemu, esta represión iba dirigida mayoritariamente hacia las personas del MIR, desde un pretexto de porte de armas y posible resistencia armada, no solo en el pueblo, sino que en todo el país. Sobre los militantes del PC y PS, el mismo Informe Valech, señala que:
“Las personas de sectores rurales, pueblos o ciudades pequeñas, refieren detenciones por períodos breves. Muchos de ellos quedaron sometidos a controles de su libertad ambulatoria por períodos que a veces duraron años, teniendo que firmar diariamente en comisarías o cuarteles militares, incluso, en algunos casos, varias veces al día”.92
Pero no por ser dejados en libertad, quiere decir que la tortura no los haya afectado de alguna manera. Como bien señala el informe, muchos de ellos tenían vigilancia policial e incluso vecinal, particularidades que serán analizadas en el capítulo siguiente. El encargado de planificar la represión en Pichilemu fue el Capitán Manríquez Pearson93, del regimiento Colchagua, quien llega a Pichilemu en avioneta el día 17 de septiembre de 1973 para desbaratar a la izquierda del pueblo. Bernabé Pavéz lo relata así:
“Me pasan a su oficina, siempre manos en la nuca no podiai bajar las manos, y ahí está nuevamente eh… a todo esto, cuando yo estaba aquí, eh, llegó una avioneta, ese día en la mañana como a las 10 de la mañana, y ahí venía el capitán Manríquez, jefe del SIM, del Servicio de Inteligencia Militar de la sexta región. Era el que venía a averiguar todas las situaciones y tomarnos detenidos ese día 17 de septiembre”.94
El mismo Bernabé, relata su primera experiencia de tortura a manos de Manríquez: “Y ahí me empieza a interrogar, me pregunta por lo primero, por ese carnet de la Universidad de Concepción, y me dice: “y vo no, vo deci que no soy extremista, que no tenis armas ninguna cosa”.
Bueno y ahí empiezan una serie de golpes en el estómago hasta… bueno eso debe haber durado una media hora”.
Asimismo, Pavéz cuenta como Manríquez aplicaría tortura psicológica a los detenidos en el retén de Pichilemu:
“Hasta que empiezo a perder el conocimiento. Y ahí, dentro de lo que me decía dentro de todo lo que me decía este capitán, era que le dijera donde estaban las armas, me recordaba que tenía a mi papá y a mi hermano preso, y que si yo no le decía iba a mandar a fusilar a mi papá y a mi hermano. Más que nada me empezó a hacer una presión psicológica, ¿Me entendí?”.
Manríquez, sin embargo, aplicaría visiblemente las torturas solamente en Pichilemu, en contra de los militantes del PC y del PS. La historia del MIR, nuevamente, sería distinta. A los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria los llevaron hacia San Fernando, pasando por el Cuartel de Policía de Investigaciones, el Regimiento N°19 de Colchagua y la Cárcel de San Fernando. En todos estos lugares es posible certificar que hubo algún grado de tortura, tanto psicológica como física. Eugenio González, describe como eran los procedimientos de tortura hacia la gente del MIR en el Regimiento N°19 de Colchagua:
“Y ahí la tortura era común, entre psicológica y golpes. Tu llegabai ahí, ya, (simulando un llamado) ¡Eugenio González!, media noche, ¡Fiscalía! Ah chucha decía yo. Te iban a buscar, uno iba bien abrigadito, te tenían una hora, parao, pegado al muro eh te llevaban pa’ dentro (Simulando una conversación entre militar y él) Oye, te venimos a preguntar por… tu conocis a … pongámosle a Gianca, ¿Conocís a ese cabro Gianca? (…) ¿Cómo qué no? ¡PA! Y ahí te ponían el… (simulando un sonido de golpe) (…) ¿Dónde están las armas weon? Pero si nosotros no teníamos armas… ¿Cómo qué no?”.95
Por su parte Omar Rubio luego de ser detenido, cuenta como la tortura psicológica que vivó los primeros días a raíz de fusilamientos falsos en distintos lugares de la región:
“Bueno, ahí por radio el sargento comienza a llamar a la Comisaria de Santa Cruz de que tenían a Andrés Olivares y que enviaran una patrulla para llevarme. Inmediatamente me tienen en el suelo, tres pacos me agarran, además del sargento y me amarran por la espalda esperando que llegaran a buscarme de Santa Cruz, y llegaron milicos en un Jeep y me llevan a la Comisaria de Santa Cruz. Ahí yo tengo mi primer fusilamiento falso”.96
Por último, Roberto Becerra, cuenta que con tan solo 17 años pasó por una serie de torturas sufridas en las oficinas de la Policía de Investigación:
“Claro en investigaciones ahí, estaban los días a interrogación. Y ahí venían los cachuchazos pa allá, cachuchazos pa acá porque preguntaron por las armas, las armas, las armas y que pasa ahí, cachuchazos pa acá y cachuchazo pa acá (se ríe)”.
Agrega, además lo que vivió en el Regimiento Colchagua, anterior al encarcelamiento: “Lo que sí me acuerdo yo, es que nos metían a unas piscinas ahí dentro, nos tenían ahí con las manos atrás parados ahí todo el día casi (…) Pero me acuerdo que nos metían ahí, nos tenían toda la mañana parados ahí con las manos atrás en la nuca. Y ahí estuve como 2 o 3 días y después a la cárcel”.97
Se puede concluir, que Pichilemu siempre estuvo contemplado para la inteligencia militar, ya que tenían pleno conocimiento de todas las personas involucradas de una manera u otra con el gobierno de la Unidad Popular. Las detenciones ocurrieron entre los días 12 y 17 de septiembre de 1973, y las fuerzas estuvieron dirigidas por el Capitán Manríquez. Las víctimas, en concordancia con el país, fueron especialmente las del PC, PS y el MIR. La represión ejercida en contra de los militantes del PC y del PS, incluyendo las detenciones, usualmente no duró más de un par de días, ya que se trataba de funcionarios de la municipalidad y de distintas organizaciones. Sin embargo, el MIR no tuvo la misma suerte.
La gente del Barco, fue perseguida con una violencia desmesurada y eso se evidenció desde el primer momento, ya que según los entrevistados, a la gente del MIR, la tenían separada del resto de los presos en el calabozo de Pichilemu. Esta represión se justificaba por la naturaleza revolucionaria del MIR, y por pensar que portaban algún tipo de armamento bélico para hacer una eventual contrarrevolución. La realidad del MIR de Pichilemu era totalmente distinta. Si bien al momento de la represión contaban con un plan mínimo de contingencia, este no pudo ser llevado a cabo debido a que el grupo fue desarticulado inmediatamente, y sus integrantes, detenidos.
Las torturas por otro lado fueron mayoritariamente físicas y psicológicas. En esto, las fuerzas militares no discriminaron, y con el objetivo de encontrar las supuestas armas, torturaron a todo aquel que podían. Incluyendo a menores, como podemos apreciar.
Asimismo, como era común en la región, a los militantes que fueron detenidos y que cumplían labores de funcionarios en sus respectivas comunas, los dejaron en libertad a los días siguientes, no sin antes haber recibido terrorismo de Estado. El Movimiento de Izquierda Revolucionario, no corrió la misma suerte, y en su conjunto los llevaron detenidos a distintas partes de San Fernando, siendo los principales: La Cárcel de San Fernando y Regimiento N°19 Colchagua.
66 SALINAS, Sergio. 2013. Op. Cit. P.221.
67 Ibid. PP. 231-232. 68 Valdivia, Verónica. 2010. Op. Cit. PP.168-169 69 Comisión chilena de Derechos Humanos, Fundación Ideas. 1999. Op. Cit. P.43
70 Las víctimas del PC, el MIR y el PS corresponden al 92,8% del total (1.275). Entre los otros Partidos se encuentran: MAPU, FPMR, PR, PDC, IC, PN, MOC.
71 Policzer, Pablo. 2014. Op. Cit. P.95; Huneeus, Carlos. 2016. Op. Cit. P.126.
72 Policzer, Pablo. 2014. Op. Cit. P.118
73 Ibid. P.115. 393 390 401 82 0 50 100 150 200 250 300 350 400 450 Categoría 1 Víctimas de terrorismo de Estado por Partidos y Movimientos Políticos. 1973-1990 MIR PC PS Otros 74 Huneeus, Carlos. 2016. Op. Cit. P.129.
75 Comisión chilena de Derechos Humanos, Fundación Ideas. 1999. Op. Cit P.51.
76 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura P.330. 77 Idem.
78 Idem.
79 Ver capítulo I.
80 Omar Rubio, militante y encargado del MIR de Pichilemu y funcionario de Gobierno de la Unidad Popular. Entrevista realizada en agosto 2018.
81 Omar Rubio, militante y encargado del MIR de Pichilemu y funcionario de Gobierno de la Unidad Popular. Entrevista realizada en agosto 2018.
82 Bernabé Pavéz, dirigente sindical, exmilitante Socialista durante la dictadura. Entrevista realizada el 16 de junio de 2018.
83 Roberto Becerra, jubilado, estudiante secundario en 1973. Entrevista realizada en julio de 2018.
84 Rafael Moraga, Ingeniero de la CONAF, ex militante MIR y actual militante del PS. Entrevista realizada en mayo de 2018.
85 Luis Castro, electricista jubilado, militante Comunista. Entrevista realizada el 16 de junio de 2018.
86 Lugar de seguridad que quedaba en el bosque cercano a Pichilemu.
87 Omar Rubio, militante y encargado del MIR de Pichilemu y funcionario de Gobierno de la Unidad Popular. Entrevista realizada en agosto 2018.
88 Omar Rubio, militante y encargado del MIR de Pichilemu y funcionario de Gobierno de la Unidad Popular. Entrevista realizada en agosto 2018.
89 Eugenio Gonzáles, Artesano, ex militante del MIR de Pichilemu. Entrevista realizada en junio de 2018.
90 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura. P.225.
91 Hevia, Evelyn. 2014. Memorias subterráneas en el Chile actual: El lugar de la traición en las memorias de sobrevivientes de Villa Grimaldi. Tesis para optar al grado de Magister en Historia. Santiago, Chile. Universidad de Chile. P.49
92 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura. P.263
93 En el sitio Memoria Viva es posible encontrar un perfil. < https://www.memoriaviva.com/criminales/criminales_m/manriquez_pearson_ricardo.htm >
94 Bernabé Pavéz, dirigente sindical, exmilitante Socialista durante la dictadura.
Entrevista realizada el 16 de junio de 2018.
95 Eugenio Gonzáles, Artesano, ex militante del MIR de Pichilemu. Entrevista realizada en junio de 2018.
96 Omar Rubio, militante y encargado del MIR de Pichilemu y funcionario de Gobierno de la Unidad Popular. Entrevista realizada en agosto 2018
97 Roberto Becerra, jubilado, estudiante secundario en 1973. Entrevista realizada en julio de 2018.
(Continuará con la última parte, el próximo domingo).
Fotografías: Internet/Gráficos: Del Autor
