Fuente: www.pichilemunews.cl – 07.10.2023
– A la fecha más de una veintena de pichileminos que fueron (y algunos lo son aún) parte de la historia del “bosque pequeño” y que, ellos -cada uno en sus actividades- fueron escribiéndola.
En efecto, tal como lo dijimos un par de meses atrás, “pichilemunews” a través de su proyecto “Historia virtual de Pichilemu” lo está desarrollando sin aportes estatales ni de fundiciones por el estilo. A “puro ñeque”, vamos avanzando y es así, que al menos 25 temas ya están en internet, en el sitio web creado para este propósito: www.museopichilemuenlinea.cl y www.museopichilemuonline.cl.
Serán cientos de personajes, mañana -quizás miles- pero vamos paso a paso. Al tiempo que vamos, paralelamente, vertiendo en ese espacio, diversas temáticas que ayudan, o ayudarán a conocer no solo de personas, personajes, y diversos oficios y/o actividades desarrolladas, muchas de las cuales son parte del pasado.
Pero, la idea es -justamente- rescatarlos y destacarlos, en los diversos ámbitos y/o facetas en que se desenvolvieron.
Sabemos que es una tarea ardua, pues ello implica investigar, conversar con sus familiares más directos, donde -en algunos casos- está una voluntad de colaborar, pero que, a la hora de concretarla no ocurre. Entonces, hay que seguir buscando “por otros caminos, otros derroteros” en donde es posible llegar al objetivo; pero, claro es más largo, más demoroso. Sin embargo, lo importante es que seguimos avanzando …
Muchos, cuando vean a estos personajes ya desarrollados -puestos en vitrina- quizás dirán por qué no están otros. Y la respuesta es que, de ninguna manera es posible subir la información inmediata y de todos.
Ya lo dijimos. Hay que investigar, buscar información, fotografías de aquellos personajes. Y, en muchos casos no hay fotografías de testimonios; pero -de algunos estamos recreándolos, a través de ilustraciones con el concurso de una profesional pichilemina- algunas de las cuales ya están complementando la información de algunos personajes.
Por ahora, una veintena
Como decíamos, los personajes que estarán en vitrina, destacados, serán de todos los ámbitos. Y, entre los que ya hemos subido a internet, figuran campesinos, el ferrocarril, vulcanizadores y mecánicos (Sergio Pacheco Arzola), taxista (Manuel Pacheco Vargas y otros), pintores (José Ignacio Vargas Celis, Héctor Luis Pacheco Urzúa), cantantes (Ismael Carrasco Bañados) y autores (Jorge Aravena Llanca), cocheros (decenas de prestadores de este servicio de transporte típico), boteros (Efraín Arraño Córdova y otros), heladeros (Guillermo Hernández Castro, Luis Pavez Ortíz, Camilo González González), balsero (Alberto Guajardo Leyton), Daniel Ortúzar, Agustín Ross, Conaf, Hospedaje, deportistas (basquetbolistas, Ramón Navarro Rojas), historia del surf (gringo barbón y precursores), barquillero (Juan González Tapia), pulperías y almacenes (Waldo López Galarce y otros), los garzones (varios en la historia), los fotógrafos (decenas que han pasado por las playas pichileminas), lavanderas de mi pueblo (varias esforzadas mujeres), mueblistas y maestros constructores (Gerardo Villar Martínez y otros), entre muchos.
Ya vendrán el tema Monumentos Nacionales, Salud, Educación, el Cardenal Caro, autoridades, hombres y mujeres de mar, las salinas y salineros, localidades, Semanas Pichileminas, Festivales, Noches Venecianas, Fiestas de la Primavera, poetas populares, cantantes y grupos folclóricos, los forjadores (fragüeros), aguateros, arrieros, vendedores de verduras, vendedores de pescados y mariscos, jinetes profesionales, etcétera, etcétera.
No es uno, sino varios
Y no es uno, sino varios, como el Peyuco, el Chorero, el Chorerín, el Lumumba, personaje que -hoy en día- probablemente tendría unos 76 o quizás 78 años.
Aún no lo sabemos con exactitud, pero que estamos en vías de saber. Cuando nació exactamente, como a la edad en que murió al ser asaltado en Santiago ya hace unas tres o más décadas.
Esos datos ya vienen, aunque si tenemos otros antecedentes que dan cuenta de su existencia, anécdotas en sus tiempos en que era un “ayudante multipropósito” en la Estación de Ferrocarriles, especialmente de maquinistas y carboneros. Estamos hablando de los años ’60. También de sus tiempos de “cortero” como muchos niños y jóvenes pichileminos que se ganaban unos pesos ayudando a los pasajeros -con su equipaje- que llegaban o viajaban.
Igualmente, de sus tiempos de “lustrabotas” donde junto con una numerosa pléyade de muchachos se disputaban a los veraneantes, como a funcionarios públicos y hasta las autoridades, para lustrar su calzado.
También -cómo no- ya más adolescente, se convirtió en un eximio bailarín de cuanto ritmo -antiguo o en boga- se interpretara ya en la Pista Municipal o en la Quinta de Recreo, a cargo de las orquestas que tocaban en vivo.
Afinando la memoria, no más de ocho años teníamos, cuando al Peyuco -que se llamaba Pedro Juan de Dios Vargas Carreño- lo vimos bailar de todo. Pero eso no era lo que más llamaba la atención, no obstante, a que todos los ritmos los bailaba con una facilidad envidiable, sino a mi corta edad (y probablemente a los mayores) lo más sorprendente era verlo bailar con las más hermosas “coléricas” de ese tiempo -hoy, las lolas y/o muchachas- que a estas alturas son, o fueron, abuelitas.
Realmente, nadie se le negaba a bailar con él. Es más, los amigos, hermanos o pretendientes de las muchachas, le hacían barra. Y, así, el Peyuco sin conversar, pues poco se le entendía lo que conversaba, pasaba de mesa en mesa sacando chicas a bailar, donde muchas veces terminaban en un ruedo si la muchacha le collereaba o era realmente una niña que llamaba la atención por su figura, belleza.
El Peyuco, realmente -en ese aspecto- tenía una “personalidad” que lo hacía imbatible en una pista de baile. Como ninguno bailaba y, ya sea tango o paso doble le daba un recorrido a todo el contorno de la pista, siendo el foco de atención, mientras su acompañante era admirada por todas las miradas …
“pichilemunews” lo conoció -primero- en los años ’50, cuando por entonces nuestros padres a principios de esa década abrieron la Fuente de Soda y Café “Caribe” -ahí en la esquina de Avenida Ortúzar con Federico Errázuriz- en el local que, lamentablemente hace poco fue afectado por un siniestro.
Pues, ahí, cuando nuestros padres estaban en pleno trabajo -en la “hora peak” del movimiento- que era a la hora de “once”; teníamos la libertad entre comillas de ir a jugar en las faldas de la otrora Piedra del Pelambre que estaba atravesando la calle. Y, ahí, con el Peyuco, su hermana Carmen, y nosotros (Antonio y yo) sin mucho acuerdo de por medio, nuestra diversión era tirarnos por la arena dándonos vuelta cartulo, entre las risas y aplausos de las damas que, a esa hora ya llegaban a tomar posición a la espera de la puesta de sol y, mientras pasaba el tiempo, se distraían mirando a los imberbes artistas, como a darle movimiento a la lengua.
No por nada, a esa piedra (en realidad era un montículo de arenisca) se le puso “Piedra del Pelambre”.
Este proyecto “Historia Virtual de Pichilemu” en marcha, difícilmente se agotará, pues hay mucho que decir y contar a través del tiempo.
Fotografías/Ilustraciones: Archivo “Pichilemunews”/Alejandra Vargas Soto
