Fuente: www.pichilemunews.cl – 23.04.2023
– Asombrado y no con poco orgullo, son las palabras que reflejan la impresión por el Festival Aéreo -que desde viernes 21 y que concluye hoy domingo 23- está realizando el Club Aéreo local.
Con una organización digna de aplauso, es lo que vimos a la llegada al aeródromo en el curso de la mañana de ayer sábado cuando -de partida- al pagar nuestro ingreso encontramos a dos socios del CAP, Juan Camilo que conocíamos y a otro socio más reciente, en el acceso, cobrando y poniendo en cada persona un brazalete de color fosforescente foliado como control interno.
Más allá divisamos -en zona de estacionamiento- a un carro de bomberos con voluntarios en apoyo a la actividad, adentrándonos en el recinto, una valla metálica a todo lo largo, segregando la zona de tránsito peatonal de la zona de aviones de visita -en exhibición- como el Pitts del Team del Club Aéreo de Villarrica, enseguida un avión ultraliviano del Club Aéreo de San Felipe, otros particulares. Y al poniente, en frente de los aviones, una zona de Food Truck y Stand con venta de comidas -con mesas y sillas en el espacio circundante. Y, a continuación, juegos inflables para niños; siguiendo en uno de los hangares, un simulador de vuelo.
Siempre, al poniente, las nuevas oficinas y sala de pilotos con personal de Tránsito Aéreo al que saludamos, acompañado por el presidente del CAP, Nelson Leiva, quien minutos antes nos saludó e invitó a recorrer el Hangar del CAP, como el mejoramiento interior, los dormitorios individuales para dos pilotos con su baño privado y acomodaciones para su servicio.
Igualmente, en el recorrido nos encontramos con David Ávila, vicepresidente a cargo del Festival a quien felicitamos como ya lo habíamos hecho con el presidente. También a Felipe Pavez, director y expresidente; para luego saludar al cuidador Luis Pérez. Y unos minutos después al director Gabriel Pérez, con el cual habíamos mantenido semanas antes contacto vía whatsapp.
Y, cómo no, a uno de los socios cooperadores más antiguos y activos, Danilo Yovanovic, quien conversaba animadamente con el piloto inspector de la DGAC, Ernesto Santander, a quien saludamos y que en más de una ocasión estuvo en igual labor en nuestro último período en el directorio (2015-2017).
Junto con altos, para presenciar algunas de las acrobacias que se intercalan con los vuelos populares -con cinco aviones en esa labor- seguimos a los stands con venta de diversos productos del ámbito aéreo -desde souvenir, a gorros, chaquetas, entre otros- como también libros. Y, también, la participación del Radio Club de Pichilemu que, antes de la pandemia, Roddy Rodríguez -sanfernandino radicado en Pichilemu- nos comentó que estaba buscando a otros radioaficionados para fundar un club de esa índole en Pichilemu. Logro que -patente es- resultó y al cual deseamos éxito en su andar, propósitos y objetivos, que sabemos -aparte de ser una afición- están siempre atentos y pendientes a colaborar con las autoridades ante emergencias y catástrofes. O unirse a través del éter con otros radioaficionados para colaborar ante una causa noble y benéfica y ayudar en su solución.
Inmediatamente después, seguía una institución de salvamento y que explicaba al público sobre ello. De ahí, el dirigente Nelson Leiva nos llevó al sector de embarque de vuelos populares, donde -¡sorpresa!- en el acceso estaba colaborando “Panchito” -¡siempre listo desde los 15 ó 16 años, para cumplir los 18 y hacer el curso de piloto civil- y ante la pregunta, la respuesta: ¡Lo concluí y ahora sigo haciendo cursos de navegación!
Esperamos, fervientemente que siga estudiando y volando, así como otros que salieron de Pichilemu y, tras la fundación del CAP, siguieron como pilotos de aviones de aerolíneas desde los años ’40 a lo menos (Hernán Pérez Bravo), pilotos militares (Gustavo González Pérez, Eduardo Julio González), por nombrar solo a algunos.
De ahí, ingresamos a la losa y área de embarque donde al menos seis voluntarios -con sus correspondientes casaquillas de seguridad e identificación- estaban prestos a embarcar a los pasajeros y/o ayudar a quienes acababan de volar; mientras los aviones llegaban uno tras otro. Y, ya embarcados y los pasajeros, con sus cinturones puestos y asegurada la puerta de la aeronave, emprendían su carreteo nuevamente a tomar posición para despegar.
Mientras ello sucedía, un par de socios igualmente equipados estaban al cuidado del carguío de combustible de los aviones, en ese momento el Pitts, que momento más tarde hizo su rutina en el aire con las acrobacias de uno de sus pilotos del Team del Club Aéreo de Villarrica.
Mientras un locutor con los conocimientos de los giros y maniobras relataba al público lo que el piloto estaba haciendo en ese momento, como roll, hammer head, vuelo invertido, entre otras, mientras el público admiraba y aplaudía lo que -quizás- en más de una ocasión ha visto a la escuadrilla de alta acrobacia “Halcones” de la Fach, los mismos que -en el día inaugural- llegaron e hicieron su demostración, aunque sin posarse en la losa; tal cual lo han hecho la primera vez que estuvieron en Pichilemu, el año 1988, y una o dos ocasiones posteriores.
Tras esta visita y recorrido nos despedimos de algunos socios más a la vista, ante otros compromisos que nos esperaban.
Pero faltaba lo último: Si cuando llegaban nos antecedían unas cinco o seis personas en el acceso; ahora había una fila de más de 100 metros con adultos, jóvenes, niños y hasta mascotas que esperaban ingresar al aeródromo.
Acá le mostramos solo dos fotografías de lo relatado; pero -si ingresa al Facebook: Washington Ramón Saldías González- encontrará más de una foto que da cuenta del panorama que se repetirá hoy.
Fotografías: WSG
