
Fuente: www.pichilemunews.cl – Por: Ramón Lizana Galarce (*) – 13.07.2025
Eran los tiempos cuando desde “La Villa”, “La Palmilla”, “Pañul, “Ciruelos”, “Cáhuil y “Alto Colorado”, entre otros lugares, los medios de locomoción escaseaban, debiéndose por lo tanto recurrir al caballo para transportarse de un lugar a otro.
Pichilemu crecía en población, servicios públicos y centros de abastecimiento obligando a los lugareños a trasladarse cada vez y en forma más continua a esta nueva área geográfica y para ello siempre fue el caballo su mejor aliado.
Con la llegada del tren se diversificaron las actividades cotidianas con ofertas que aumentaban en hospedaje, gastronomía y productos básicos. Surgieron zonas rojas o “casas de tolerancia” como la del Bajo Estación en la Avenida Concepción regentadas por Alfredo Becerra y Abelino Castro donde se expendían tragos, bailes, comestibles de chanchos y risueñas acompañantes. Igualmente siguiendo hasta un costado del bosque “El Pénjamo” y más tarde “Las Brujas”, así como también “La Carmelita” y “Las Periquitas” que brindaban un muy buen pasar a todos los que se apersonaban por esos lugares.
Así fue como empezaron a llegar a caballo de distintos puntos de la zona al centro pichilemino los Polanco, los Galarce, los Leiva, los López, los Cornejos, los Pinos, los Lizana, los Leyton, los Abarcas, los Cabreras, los Pavez, los Quinteros, los Aranedas, los Becerra, los Vargas y los González entre otros.
En un lugar aledaño a la laguna “Del Perro” vivía Adolfo López con sus hijos Orlando y Hugo, jinetes de carreras a la chilena, los mismos que más tarde alcanzarían el podio en el Club Hípico de Santiago, el Hipódromo Chile y el Sporting Club de Viña del Mar.
Adolfo López se especializó en preparar los caballos corraleros a Tito Bobadilla siendo su jinete en esas carreras Lizardo González González. Se realizaban carreras a la chilena en la calle Ramón Freire, colindante al estadio, en la calle Chacabuco y también allá por “Las Comillas”. Eran desafíos llenos de ímpetu con apuestas de alto calibre entre caballos de Humberto Galarce Polanco, Felipe Polanco Lizana, Joaquín Pozo y el mismo Tito Bobadilla.
Destacan entre esos recuerdos la carrera a la chilena entre el “Negro” de Humberto Galarce Polanco y la “Chayan” de Tito Bobadilla llevada a cabo en la calle Chacabuco donde se dice que al “Negro” le dieron de oler cebo de puma concolor a objeto de que se encabritase con lo cual perdería la carrera.
Los hermanos López López cursaron sus estudios en la Escuela Cardenal Caro, al igual que Leopoldo Cornejo Zamorano, hasta que un buen día José Romero, que oficiaba de peluquero, y que como hobby era amante de las carreras tuvo la visión para persuadir a Hugo López y llevarlo hasta el Hipódromo Chile e ingresarlo como “empleado” cumpliendo sus primeros años como limpiador de establos y atención permanente de los equinos asignados a su cargo.
Un poco antes, a “La Villa” llegó a visitar a su tío Modesto un preparador del Hipódromo llamado Omar González, el mismo que al ver a Orlando ganar una carrera a la chilena que se corrió en el lugar, no dudó un instante en llevárselo con él hasta el Hipódromo de Chile donde comenzó su magnífica carrera de jinete ecuestre.
Pasados esos primeros años, ambos pasaron a “preparadores” lo que les permitía correr en forma preparatoria al caballo para la próxima carrera. A esa misma función inicial se les unió Leopoldo Cornejo Zamorano y Manuel Lizana Pino, de Pañul, hasta que obtuvieron sus credenciales como jockeys o jinetes pudiendo de esa manera iniciarse en la alta competición.
Pichileminos de raíces profundas Orlando López López, “el huaso López”; Hugo López López; Leopoldo Cornejo Zamorano, “el Polo Cornejo” y Manuel Lizana Pino destacaron por cerca de treinta años en los distintos centros ecuestres alcanzando en múltiples oportunidades el podio como los mejores de Chile.
La época dorada para Orlando, Hugo y Leopoldo fue entre los años setenta y dos mil, tiempo en que estuvieron ocupando los primeros lugares en los distintas competiciones donde tuvieron que lidiar. Les acompañaba su peso que oscilaba entre los 46 y 61 kilos, y su estatura que no sobrepasaba el 1.64 metros características que corrían a su favor en las carreras de 1.600, 1.800 y 2.400 metros.
Hugo López obtuvo un meritorio cuarto lugar en el Derby que se corre en el Sporting Club de Viña del Mar mientras que tanto Orlando López como Leopoldo Cornejo comandando distintos caballos obtuvieron la gloria innumerables veces en el Hipódromo Chile, en el Club Hípico de Santiago, en el Sporting Club de Viña del Mar y en el Hipódromo de Concepción.
Hoy en día, el amor por su profesión los mantiene unidos a la actividad equina realizando tareas afines ya sea como preparadores y capataces en los establos donde han compartido la mayor parte de sus vidas y donde el olor y el sentimiento por los caballos no los deja partir a realizar otras actividades.
Pichilemu rinde tributo sintiendo orgullo y aprecio por estos hijos que dieron nombre y realce al pequeño bosque en una actividad poco destacada para el común de sus habitantes.
Nota: José Santos León oriundo de Concepción es el único chileno en ganar el Derby de Kentucky de EE.UU. haciéndose merecedor a inscribir su nombre en el paseo de la fama.
(*): Profesor Universidad de Concepción
Nota: Formado en esa casa universitaria penquista.
Fotografías: Gentileza RLG/Archivo “Pichilemunews”.
































































































