
Fuente: www.pichilemunews.cl – Por: Ramón Lizana Galarce (*) – 29.12.2024
Sin saber ni cómo ni cuando en un encuentro de mediodía, en el centro de Pichilemu Miguel Ángel, Fernando, Pancho Manuel y quien subscribe decidimos embarcarnos en un viaje que resultaría memorable para el recuerdo de nuestras existencias.
Sin rumbo fijo en un jepp Suzuki 4×4 abordamos el camino que conduce a Cáhuil. Estando allí y después de consumir unos refrescos de papaya se siguió la ruta que lleva a Bucalemu y de ahí hasta Boyeruca muy próximo a Lo Valdivia. Se continuó por el Lago Torca hasta alcanzar la localidad de Llico. En la caleta de pescadores de Llico se pudo disfrutar abundantemente pescados y locos acompañados de papas mayo, puré y salsa verde sin olvidar un par de botellones del buen vino tinto.
Pancho Manuel, fotógrafo de larga data aprovecha de inmortalizar el viaje con la esperanza que a futuro se le cancele el trabajo, cuestión que quedó en discusión hasta el día de hoy.
Cómo la tarde recién empezaba y en atención que el ánimo iba en aumento, y sin acuerdo previo, se las emprendió hacia el lago Vichuquén. Se alcanzó la zona del Aquelarre y el cementerio de Vichuquén hasta la “Bruja del pueblo” representada mediante una estatua tallada en arcilla, la misma que expresa el sentir de un pueblo que ha adoptado la característica de ser una localidad de brujas con aquelarres y demás. Lo cierto es que no pasa de ser un mecanismo publicitario para atraer a los turistas porque como los mismos pueblerinos dicen: ” yo no creo en brujas, pero de que las hay …las hay”. Se desconoce de alguna persona que con aptitudes más o menos mágicas pueda provocar maleficios y enfermedades y de la misma forma curarlas empleando objetos u alguna otra substancia que se ejerce en ese mencionado oficio.
Avanzando por la calle Comercio se llega hasta el ” Restaurante La Bruja” donde se decidió hacer un alto. Al intentar ingresar al lugar fuimos interceptados por dos corpulentos guardias que custodiaban la entrada. Después de insistir lanzando algunos chistes criollos, alguien desde dentro autorizó nos dejasen pasar. Frente a nosotros en una mesa nos encontramos con una persona delgada, entrada en años, poco cabello, canoso, de traje café, sombrero estilo trilby y lentes redondos que atisbaba una leve sonrisa.
Era Erich Honecker, ex jefe de Estado de la República Democrática Alemana asilado desde el año 1991 en Chile y que por alguna razón se encontraba de incógnito viviendo en el pueblito de Vichuquén.
Erich Honecker fue jefe de Estado de la RDA desde 1976 a 1989 fecha en que cayó el muro de Berlín poniendo fin a décadas de guerra fría.
Después del término de la segunda guerra mundial en 1945, los Estados vencedores comenzaron las negociaciones para controlar a los países vencidos. En 1949 Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y la URSS determinan crear la República Democrática Alemana que sería protegida por la URSS y la República Federal de Alemania que respondería a los países aliados de EE.UU., Gran Bretaña y Francia. En 1961 bajo la administración de Walter Ulbrich la RDA y por órdenes del Kremlin comienzan a levantar el muro de Berlín para dividir la ciudad producto de las masivas evasiones de los ciudadanos del mundo oriental hacia el mundo occidental. El “muro de la vergüenza”, como se le denominó, tardó 5 años en construirse, alcanzó los 43 kilómetros aproximadamente y fue derrumbado en 1989 bajo la administración rusa de Mijaíl Gorbachov y de Erich Honecker como jefe de Estado de la RDA.
Después de la caída del muro de Berlín, Erich Honecker se trasladó a Moscú para evitar ser enjuiciado por la nueva Alemania Unificada y fue allí donde a través de contactos con Clodomiro Almeyda embajador de Chile en Moscú, es aceptado como exiliado político ingresando a Chile en 1991.
El hombre que administró durante 13 años la República Democrática Alemana ahí estaba frente a nosotros mirando a cuatro típicos chilenos que intentaban hacerse entender utilizando un lenguaje champurreado que no era inglés ni alemán, sino el típico chilenismo que cuando se acompaña con movimientos distorsionados causa alegría y entendimiento en el receptor.
Lo cierto es que algo le entendía Erich Honecker y también su señora doña Margot porque a las expresiones de Fernando ambos sonreían lo que daba a lugar que estaban tranquilos y confiados con nuestra presencia.
Después de casi una hora de interactuar tratando de hacernos entender, nos despedimos y emprendimos el retorno a Pichilemu con profundos sentimientos encontrados, tanto de sorpresa como de pesar, ante el hecho de haber compartido con un personaje que ejerció el poder con mano de hierro y que le causó tanto daño a las familias de Alemania Oriental al oprimirle sus derechos a la libertad y asimismo provocarle la muerte a centenares de ellos.
Erich Honecker murió en Santiago de Chile de un cáncer al hígado en 1994 siendo incinerado y llevado hasta el cementerio general donde se encuentran sus restos mortales.
(*): Profesor de la Universidad de Concepción
Nota: Formado en esa casa de estudios penquista.
Fotografía: Francisco Manuel Becerra M./Miguel Celis G.
