Fuente: El Rancagüino online – Por: Ximena Mella Urra – 03.04.2021
– El conocido ingeniero y asesor del Paso Las Leñas, dejó de existir este lunes por la noche. Su despedida final será hoy en el Cinerario San Alfonso en Rancagua.
Uno de los primeros impulsores y defensores del proyecto Corredor Bioceánico Paso Internacional Las Leñas-Cortaderal, el ingeniero en Minas Sergio Cuevas Droguett, dejó de existir este lunes a los 86 años de edad. Si bien nació en Ovalle, siempre fue rancagüino de corazón y adopción y estaba casado con la señora Ana de Val Fernández, compañera de vida con quien vio nacer a sus cinco hijos.
Su experiencia profesional lo llevó a recorrer e impulsar la puesta en marcha de las más importantes empresas mineras del país, entre ellas Chuquicamata, Exótica, El Teniente, Andacollo, Mina Futura y Minas Laurani y Sud-Lipes en la región de Uyuni, Bolivia.
Asimismo, encargado por las mismas empresas, fue el responsable de buscar la innovación tecnológica en diversos países del mundo para la mejora de sus procesos productivos.
También fue socio fundador de importantes empresas del área minera como MINMETAL, COPRIM-Ingeniería; GEOTEC-BOYLES BROSS y Minera Santa Julia. Luego de esta experiencia, don Sergio se retiró y dedicó el resto de su vida a impulsar y defender el corredor bioceánico que une la región con Mendoza en Argentina.
El arquitecto Daniel Hurtado, trabajó con él y lo recuerda como un hombre muy bueno y soñador. “Era un amante perdido de nuestra cordillera y subía a todos a la cordillera. Allí les contaba historias con mucha poesía. Los niños y jóvenes los escuchaban con gran atención”, dijo.
Además, recordó que un 8 de enero de 1981, don Sergio adquirió el cajón cordillerano Las Leñas, el cual se vendía por un aviso en el diario. “Fue, le gustó y lo compró cuando en este lugar no había absolutamente nada, ni caminos. Fue a conocerlo con su hijo José Manuel, quien tiempo después falleció muy joven. Posteriormente le pondría el nombre de su hijo a uno de los puentes que él mismo ayudó a levantar”.
Este paso lo ocupan los arrieros para sus animales, pero don Sergio vio que podía ser un paso permanente entre ambos países. “Él veía como ambos países buscaban un paso alternativo a Los Libertadores que se cerraba con el mal tiempo, y se pensó en el Cajón Cortaderal por lo que veía con mucho entusiasmo este tema. Él como civil se incorporó al grupo de trabajo de este proyecto para ver cómo podía aportar desde el cajón de al lado, el de Las Leñas”, añadió. “Él puso de su bolsillo para abrir caminos hacia la cordillera, puso todos sus ahorros. Por eso cuando una hidroeléctrica cerró el camino, él luchó mucho para que se abriera. Costó mucho pero se volvió a abrir (en 2013) y hoy ese camino es público”, rememoró don Daniel Hurtado en honor a su compañero y amigo.
Fotografía: El Rancagüino
OPINION: Don Sergio Cuevas ya construyó su Corredor hacia la eternidad
Hay partidas inevitables, que se espera que sucedan. Las hay otras que nunca debieran producirse. Sobre todo en este tiempo que vivimos, sobre todo cuando se trata de amigos, de padres, de abuelos entrañables; de hombres y mujeres que con su ímpetu, con su visión, con su fuego inspiraron a otros y dejan una huella en sus corazones. Ese es el caso de don Sergio Cuevas Droguett.
Modesta como fue su vida, modesta ha sido también su partida la tarde de este lunes. Don Sergio ha muerto en la quietud de su hogar y rodeado del amor de su familia. Y es que esa misma modestia que sólo a algunos convierte en gigantes, lo hizo formar parte de esa excepción.
Y es que uno, sabiéndose absolutamente egoísta en cuanto a las imágenes y los afectos sobre todo cuando se trata de los amigos, jamás espera que llegue el momento en que deba despedirse a través de una noticia, una columna o una elegía de aquellos titanes que consideramos inmortales. Cuán equivocados estamos.
Es que don Sergio, hombre campechano y gentil, perteneció a esa generación de personas que el inevitable paso del tiempo los ha puesto en peligro de extinción. De la generación de nuestros abuelos que se hicieron y formaron a pulso, entre los rigurosos paisajes del Norte Grande de la patria o en las escarpados lomos minerales de la cordillera de Los Andes. Los viejos del campo tienen un decir que “es más rico que una cazuela llena de injundia”, para referirse a esos sabios que a través de sus actos y consejos, con esa sabiduría cargada en noches y amanecidas entre arriadas y cerros, nos alientan para hacer sostenibles los sueños y cumplir con nuestros objetivos contra toda adversidad. La sabiduría que sólo nos entregan los más sencillos.
“La verdad siempre se impone”, era una de las frases preferidas de este Ingeniero, líder de un quijostesco movimiento que se llamó Agrupación Paso Las Leñas. Y es que no sólo aquí en O’Higgins y en otras regiones del país sino también dentro del contexto de los países del cono sur avivó esa flama de colaboración y amistad. Cuando llegaba a Argentina, a ese “San Rafael querido y entrañable” era como si llegase a su casa donde era acogido con cariño y respeto por sus amigos y pares argentinos, desde sus principales autoridades hasta el más modesto de ellos.
Y es que si en algo contribuyó don Sergio con su personalidad, su fuerza y desprendimiento, fue permitirnos a muchos conocer a más amigos y patriotas militantes en una misma causa. Con razón en Argentina fue reconocido como un “hacedor de la amistad y comprensión entre los pueblos”.
Columnista de este diario, siempre su opinión estuvo llena de tenacidad y valentía, siempre denunciando con objetividad e ironía las malas decisiones del poder, hasta sus tropelías ejecutivas y administrativas. Nunca “bajó el moño”, siempre las enfrentó con claridad y lucidez.
El hombre, el visionario
Sergio Cuevas Droguett nació en la ciudad de Ovalle, pero fue rancagüino por amor y adopción. De profesión Ingeniero Civil Electricista de la Universidad Federico Santa María de Valparaíso, estuvo casado más de 50 años con la Sra. Anita de Val de cuyo matrimonio nacieron 5 hijos.
Su experiencia profesional lo llevó a recorrer e impulsar la puesta en marcha de las más importantes empresas mineras del país, entre ellas Chuquicamata, Exótica, El Teniente, Andacollo, Mina Futura y Minas Laurani y Sud-Lipes en la región de Uyuni en Bolivia.
Asimismo, encargado por las mismas empresas, fue el responsable de buscar la innovación tecnológica en diversos países del mundo para la mejora de sus procesos productivos. También fue socio fundador de importantes empresas del área minera como MINMETAL, COPRIM-Ingeniería; GEOTEC-BOYLES BROSS y Minera Santa Julia.
Retirado a la vida privada, fue uno de los principales impulsores y defensores del desarrollo regional, expresado en uno de sus sueños y proyectos emblemáticos como fue ver concretado el corredor bioceánico, Paso Internacional Las Leñas, que una a las regiones de O’Higgins con el sur de la Provincia de Mendoza.
Por su labor en pos de “la hermandad e integración de los pueblos” fue reconocido hace unos años en la ciudad argentina de San Rafael; en O’Higgins distinguido por “su defensa en los principios de igualdad y crecimiento”, reflejado en el derecho de acceso al libre tránsito y conocimiento de la alta cordillera de la región, contribuyendo a la recuperación de un camino hasta hace unos años estuvo vedado a los chilenos y que hoy pueden conocer y recorrer las nuevas generaciones, disfrutando de la imponente belleza y riqueza que encierran sus montañas.
Don Sergio Cuevas Droguett fue siempre un orgullo para todos a quienes nos honró con su amistad y de militantes de esta causa de Las Leñas, la que más allá de ser un movimiento –ni mucho menos– enalteció, albergó y luchó con el legítimo orgullo de ser provinciano, de ser regionalista. Ojalá la patria hubiera parido más hombres como Sergio Cuevas, de ser así, sin duda nuestro país sería mucho mejor.
En la hora de la despedida –que sabemos será temporal– estamos seguros que don Sergio ya tiene listo el itinerario para su viaje definitivo, ahí donde los hombres abren sus propios Pasos y terminan construyendo los grandes Corredores hacia la eternidad. Hasta luego viejo soñador, hasta pronto viejo lindo.
Cristián Ibarra Ibáñez