
Fuente: www.pichilemunews.cl – Por: Juan Ávila Peña – 09.10.2021
– La consumación de un abuso -producido el jueves 7 recién pasado- en contra de un matrimonio de ancianos -de Ítalo Onetto Sánchez (98) y Alda Tejeda Plaza (92)- hizo que la nueva Notaria, Conservadora y Archivadora Judicial, Isabel Chadwick, actuara, fotografiara y tomara acta de los hechos flagrantes cometidos en propiedad que deslinda con terrenos de playa y donde -delante de la propiedad- ahora hay “dos terrenos” que no tienen Rol ni Inscripción en el Conservador de Bienes Raíces.
– Antes, don Ítalo comenzó el año 2016 con gestiones ante el SEREMI de BBNN, Municipalidad, Gobernación (ahora Delegación), sin ningún resultado. Tiene demanda presentada contra el primer usurpador Luis Antonio Vargas Muñoz en Tribunal de Pichilemu por el sitio más cercano al mar.
Como consta a nuestros lectores, en anterior artículo del 17 de septiembre de 2021, relacionado con usurpaciones en el borde costero conforme a antecedentes y documentos proporcionados por la Junta de Vecinos N.º 2 Infiernillo, uno de ellos se refiere a la propiedad ubicada en calle Brisas del Mar 275.
Ese domicilio le pertenece y habitan, a don Ítalo Segundo Onetto Sánchez de 98 años y a su esposa Alda Selfia Tejeda Plaza de 92 años, quienes en sus tiempos mozos ejercían como empresarios independientes en Santiago con locales de Vidriería y Bazar en calles Neptuno y San Pablo, hasta el año 1980 en que decidieron trasladarse a su propiedad adquirida en Pichilemu el año 1975.
El origen de estos terrenos fue la compra que hizo el Sindicato de Trabajadores de la empresa Fundición Las Rosas, de larga trayectoria en el país, en Notaría de Santa Cruz el año 1975, para una superficie total de 16.250 metros cuadrados, 65 metros de ancho por 250 metros de largo, con deslinde poniente de 65 metros con el Océano Pacifico.
Dicho paño de terreno fue subdividido en 50 sitios de superficie aproximada de 265 metros cuadrados cada uno, con una calle en el medio de aproximadamente 10 metros de ancho, hoy Brisas del Mar.
Por el lado derecho de esa calle hacia el mar, se ubican los sitios numero 47 y 48 que le pertenecen a este matrimonio. El sitio 46, aledaño hacia el oriente, le pertenece a su ahijado, quien lo invito a participar en esa compra pues faltaban cupos, tanto es así, que los sitios 49 y 50 no fueron adjudicados. La razón es que existían dunas que sobrepasaban los 2 metros de altura y que en opinión del resto de los comuneros se debía destinar a recreación por lo cercano del mar.
Esa situación quedó pendiente y no se hizo gestiones para regularizar la inscripción.
La propiedad de este matrimonio está inscrita en el Conservador de Bienes Raíces de Pichilemu, tomo especial de Bienes Nacionales a Fojas 48 N° 48 del 13 de noviembre de 1996, cuyo deslinde Oeste es de 26,30 metros con Mar Chileno.
Considerando este deslinde y títulos y leyes vigentes, ninguna otra propiedad puede interponerse entre esas y el mar chileno o terreno de playa, sin embargo, hay dos propiedades que usurparon esos terrenos de playa una de 19,15 metros por 26,4 y otra de 22,15 x 26,40, es decir, como tantas otras propiedades en Pichilemu, son flexibles y crecen con el tiempo. De haberse regularizado los sitios 49 y 50 según plano original, deberían haber sido de 10 x 26,40 metros cada uno.
Con sus más de 93 años a cuestas don Ítalo comenzó el año 2016 con gestiones ante el SEREMI de BBNN, Municipalidad, Gobernación (ahora Delegación), sin ningún resultado. Tiene demanda presentada contra el primer usurpador Luis Antonio Vargas Muñoz en Tribunal de Pichilemu por el sitio más cercano al mar.
Para el otro sitio, que tiene certificado de número emitido por la Municipalidad de Pichilemu como calle Brisas del Mar 285 (sin que ello signifique dominio), existe una construcción de material ligero sin permiso de edificación según informe de la DOM, además, existe una subdivisión que tampoco cuenta con autorización de ese organismo y por lo que se puede observar, no cumple ninguna norma del Plano Regulador.
La paradoja es que el único y legítimo dueño que podría ejercer dominio sobre estos terrenos es el que deslinda con el mar, es decir, Ítalo Onetto.
Otra paradoja es que el sitio más cercano al mar tiene edificación (obvio que sin permiso de DOM), sobre el paseo peatonal que contempla el plano regulador de Pichilemu vigente desde al año 2005, en la misma línea de la propiedad ubicada en Pasaje El Pino 666, propiedad que pertenecía en un 50% al anterior Notario y Conservador de Bienes Raíces de Pichilemu, con orden de demolición que ha sido dilatada por razones que debe explicar la DOM y el Juzgado de Policía Local.
Esos terrenos fueron usurpados, vendidos y revendidos, el último a un grupo de ciudadanos colombianos que también han sido estafados con contratos truchos a través de comisionistas y que han llegado al lugar a efectuar trabajos con prepotencia y amenazas hacia el matrimonio de ancianos.
El miércoles 6 de octubre, la vendedora, junto con los ciudadanos compradores recurrieron a Carabineros para hacer valer sus derechos, que como es obvio, no tienen y poder ingresar al sitio que cuenta con cadena y candado puesto por su legítimo dueño. Los funcionarios policiales manifestaron que dada las circunstancias y derechos invocados por las partes era improcedente autorizar el ingreso de esas personas, sugiriendo a estas que recurrieran a tribunales, con la salvedad que autorizaron colocar otra cadena con candado en forma simbólica, sin derecho a violentar el existente.
Estafas y prepotencia
Don Ítalo nos manifestó que no puede hacerse responsable de responder por las estafas cometidas en un terreno que le pertenece, por lo que los eventuales estafados deberían recurrir a tribunales para demandar y ser indemnizados si procede.
A primera hora del jueves 7 de octubre, nuevamente las personas que dicen tener contratos y derechos se presentaron en el lugar, rompieron el candado puesto por don Ítalo, contraviniendo la orden recibida de Carabineros en el sentido de abstenerse de tal acción. A esa misma hora, un familiar y amigo del matrimonio, Claudio Jaque, se entrevistaba con la nueva Notaria y Conservadora de Bienes Raíces de Pichilemu Isabel Chadwick, haciéndole notar la situación descrita, mostrando los documentos de respaldo de los dueños legítimos y copia de la documentación de los supuestos dueños, consistentes en derechos sucesorios o cesión de derechos, que no son sinónimos de título de dominio inscrito y carecen de validez para invocar posesión.
Su respuesta fue que ante nuevas provocaciones se le informara para efectuar visita al matrimonio agredido, lo que se produjo de inmediato pues al salir de la Notaria Claudio Jaque recibió el llamado de don Ítalo describiendo la nueva agresión.
En un gesto que retrata la forma de actuar y proceder de la Señora Isabel Chadwick, se hizo presente en el hogar de don Ítalo y Sra. Alda, tratando de tranquilizar a estos ancianos que estaban muy nerviosos, tomó fotografías de cadena y candados rotos y que levantaría un acta de los hechos para su consideración.
Es satisfactorio comprobar que luego de un largo camino, este matrimonio de ancianos tuvo una respuesta de algún ente público que comprendiera su situación, acogiera el llamado y ejerciera acciones que nunca se había logrado, ya sea de la SEREMI de Bienes Nacionales, Gobernación (hoy Delegación), Dirección de Obras o Municipalidad de Pichilemu.
Don Ítalo había entregado su documentación en la Oficina del Edificio Olas de Av. Comercio, Local 3, dentro del proceso de colaboración de la Municipalidad de Pichilemu con los vecinos del sector para regularizar sus propiedades, con motivo de los trabajos que se harán para dotar de agua y alcantarillado a Playa Hermosa.
Con satisfacción, hemos podido comprobar que la nueva Notaria Isabel Chadwick está comprometida con la Comunidad, en el sentido de rechazar cualquier solicitud de regularización de títulos de dominio a través del desprestigiado procedimiento del cartel, como, asimismo, su negativa a inscribir cesión de derechos, derechos posesorios y otros artilugios similares. Y lo más importante, fue a terreno, pudo verificar y actuar, merece el reconocimiento y apoyo de la ciudadanía.
Fotografías: Juan Ávila P.
