
Fuente: www.pichilemunews.cl – 13.10.2023
– Estamos a escasos días del inicio del desarrollo aquí -en las olas de Punta de Lobos- de las competencias del evento deportivo más importante en nuestra historia: los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023, donde para el surf seremos el escenario.
Dejando al margen los aspectos negros de la organización de esta justa deportiva que se desarrollará -que implica violación de derechos que han sido minimizados, ignorados, pisoteados hasta ahora- tiene a la comunidad expectante, ya viviendo emociones desde que fueron partícipes -como espectadores- del recorrido de la antorcha en días recientes, en su paso por caminos y calles de Pichilemu.
Todo ello, a muchos habitantes de la comuna lo ha hecho retroceder en el tiempo. En efecto, a varios -pescadores principalmente- y a algunos vecinos que durante meses vieron a un gringo pasearse en traje de baño y en sus manos llevando un extraño artefacto que años más tarde sería reconocida como una tabla de surf.
Sí, era esa misma persona que hemos -en varios artículos- descrito como lo recuerdan quienes compartieron más estrechamente con él, pese a la barrera del idioma, como Carlitos Muñoz, un “pollero” pichilemino. O hace pocos años (2016) lo que -con sorpresa- nos contó un ex compañero de escuela en Pichilemu, de liceo en Santiago -Juan Sánchez- que, al tocar el tema del surf, me dijo que ese gringo estuvo por meses pagando una habitación en la casa de su madre, en Pichilemu.
Por años estuvimos buscando saber más de aquel gringo, barbón, desgreñado, que -según lo dicho por algunos privilegiados- lo vieron en principio como un loco e intrépido meterse al mar con su “artefacto” y, sorprendentemente, subirse a él y avanzar parado, incluso maniobrando sobre las olas ….; algo hasta ese momento nunca visto antes ….
Pues, en una fría oficina de la Bolsa de Santiago -donde trabajaba Juan- nos estábamos enterando de detalles que no sabíamos. Más aún, cuando le pregunté si se acordaba de su nombre, más aún cuando le pregunté si había algún registro fotográfico de él.
Su respuesta fue 50% y 50%. No se recordaba de su nombre, pero al insistir sobre la existencia de al menos una fotografía que permitiera conocer exactamente su fisonomía, su respuesta fue alentadora …
“Mira, yo no la tengo, pero una de mis hermanas menores guarda una foto que nos tomó a mi y a mi hermano Rey junto al gringo. Le preguntaré si la guarda y si la tiene que me la envíe ..”.
Había tiempo, así que alentamos que le llamara y lo hizo. La respuesta fue positiva. La tenía, pero había que buscarla.
Lo importante es que, al cabo de unos días ésta apareció y Juan me la hizo llegar.
Con ella, hicimos un par de artículos e, incluso, la compartimos posteriormente con el medio escrito provincial que hizo también una nota sobre aquel pionero del surf en las olas pichileminas.
¿Es importante hablar de él en estos momentos, recordarlo?
Creo que sí. ¡Fue el primero en surfear en olas pichileminas!, así como los cuatro surfistas chilenos que, tres lustros después llegaron en su peregrinaje de norte a sur, buscando las olas mejores y/o aptas para la práctica del surf en nuestro país.
Venían liderados por Álvaro Abarca, uno de los primeros surfistas que se iniciaron en la Quinta Región junto a Luis “Lucho” Tello, Isaac “Icha” Tapia, “Cala” Vicuña, entre otros.
Abarca llegó a Pichilemu en 1983 junto a los hermanos Miguel y Cristian Mandry, y Pat Irarrázaval. Y a decir del primero, acá encontraron “el paraíso del surf” con olas desconocidas y las mejores hasta ese momento, lo que motivó una permanencia mayor en el lugar.
Tanto, que Álvaro Abarca resolvió quedarse y tomó en concesión el mítico “El Rincón”, una infraestructura construida el año 1981 con un kiosco, camarines y servicios higiénicos para el público, espacio que fue el reducto obligado de los surfistas que estaban practicando el deporte en el país que iniciaron una verdadera peregrinación a este paraíso, desde ciudades nortinas, de Viña del Mar, Santiago y otros lugares. Incluso, surfistas extranjeros que al divulgarse la noticia -con reportes de Abarca y otros- a revistas especializadas de EE. UU. entre otras.
El año 1984, el número de noviembre de ese año, la revista alemana GEO, en un reportaje sobre el deporte ya estaba destacando a Pichilemu como el mejor lugar de Sudamérica para la práctica del surf, luego SURFER y otras, uniéndose otras con artículos y reportajes, INSIDE de Brasil, por ejemplo ….
El año 1985 Abarca y amigos organiza un torneo nacional que se difunde boca a boca. Ya el año 1986 algo más formal, con auspicio y patrocinios. Y, a partir de ahí, colaboramos a difundir en las páginas de La Tercera y en el periódico “PICHILEMU” a partir de su reedición. Lo mismo, hicimos el año 1987.
Planes que no fructifican hacen emigrar a Álvaro Abarca. Y pasan dos largos años sin torneos, pero siguen llegando más deportistas para practicar el surf.
Semilla
No obstante, la semilla que quedó junto a las olas pichileminas, dio frutos.
En los primeros meses de 1990, jóvenes surfistas pichileminos buscan el apoyo de otros jóvenes y adultos -sin experiencia deportiva en el surf, pero con “algunas experiencias”- para ayudarlos a organizar un Campeonato Nacional de Surf.
De todos estos detalles hemos escrito, pero hay muchos otros detalles poco conocidos; todos los cuales los quiere dar a conocer uno de esos jóvenes surfistas, también pionero pichilemino con el cual conversamos hace poco, a raíz de su interés, y si bien hemos quedado con nuestra plena voluntad de darle espacio, estamos esperando ese momento.
Todos los canales están abiertos: Messenger, Whatsapp, Celular, Mails y seguimos esperando ….
Sin embargo, adelantaremos algo que es justo y necesario. A raíz de ese pequeño grupo de jóvenes surfistas y de quienes les creyeron y apoyaron en su interés de, a través del surf, darle un nuevo aire a Pichilemu, una ventana a un nuevo impulso del turismo y ayudar en la alicaída actividad económica, sobre todo en baja temporada, surgió la creación del Club de Amigos del Surf. Primero con diez integrantes entre surfistas pichileminos y jóvenes con “algunas experiencias”: Manuel “Lito” Celis González, Jorge Nasser Guerra, Washington Saldías González, Patricio Herrera Silva, Carlos Saldías Farías, Eduardo Saldías González, y los surfistas Iván Reyes Carreño, Pablo Isbej Galaz, Nicolás Rojas Romero y Julio Cordero González.
Luego se unirían varios más: Marcela Rivera Arce, Héctor Leiva Polanco, Ana María Celis González, Nicolás Recordón Martin, Mónica Cornejo Rojas, entre otras y otros que se van sumando al entusiasmo y tareas organizativas que, concretan los días 14, 15 y 16 de septiembre de 1990 con el desarrollo del Primer Campeonato Internacional de Surf & Body Board.
Posteriormente a ese torneo internacional se formaliza -con Personería Jurídica- el Club de Amigos del Surf de Pichilemu. Y el año 1991, 1992, 1993 y 1994 organizan sucesivamente cinco versiones en total.
Tras ello, surgen empresas ligadas al deporte, con el auspicio de grandes marcas comerciales, organizan una serie de campeonatos. Varios de enorme trascendencia, todos los cuales ayudaron en posicionar a Pichilemu como un punto importante en el deporte del surf, particularmente a las olas de Punta de Lobos.
También, paralelamente, surgen nuevos actores que poco a poco van haciendo camino y que, en algún momento, los historiadores les darán su preponderancia y lugar.
Todos y cada uno tienen que ver con lo que está pasando hoy en Pichilemu. Si bien existen algunos aspectos negativos, mayormente existen cosas positivas.
Y, sin falsa modestia, como muchos otros afuera del agua, pero -desde nuestra tribuna- y también dentro de la organización de los primeros campeonatos de surf estuvimos en alguna medida aportando nuestra capacidad en beneficio de nuestro “bosque pequeño”.
Fotografías/Ilustraciones: Archivo “Pichilemunews”/AVS
